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11 de desembre del 2024

Marco (2024)


Un artículo de Juan Pais.


Coloquialmente se utiliza la expresión "no es nadie" con ánimo peyorativo. En realidad está incompleta, le falta el atributo "importante". Pero prescindiendo de él resulta más hiriente, al despojar a la persona referida de relevancia e incluso de corporeidad. Y es que nuestra sociedad puede ser implacable.

Enric Marco pretendía ser alguien, o mejor dicho, alguien importante. En su biografía se aprecia la necesidad de destacar en diferentes ámbitos, todos relacionados con el activismo. Logró su propósito al darse a conocer como superviviente del campo de concentración de Flossenburg, no tardando en dirigir la Asociación Amical de Mauthausen, con sede en Barcelona, que reunía a los españoles que habían sido prisioneros de la Alemania nazi en sus campos de concentración. Sin embargo, el historiador Benito Bermejo advirtió inconsistencias en su relato y finalmente le desenmascaró: Marco nunca había sido prisionero del campo de Flossenburg.

El trio de cinesastas Aitor Arregui, Jon Garaño y José Mari Goenaga, autores de películas muy valoradas, como Loreak o La Trinchera Infinita, estaban interesados en llevar a la pantalla la historia de Marco ya desde que estallara el escándalo alrededor a su persona. Finalmente, lo han logrado, convirtiéndose el trio en duo, al centrarse Goenaga en la función de guionista. La película ha tenido muy buena acogida en los festivales de Venecia y San Sebastián.

Enric Marco no era quién decía ser, pero, ¿quién era? Al permanecer oculto su verdadero yo, se trata de un enigma para cualquier autor y también una hoja en blanco. Los directores optan por un enfoque poliédrico: abordan su figura en sus dimensiones íntima, social y mediática, Marco es un camaleón cambiando de piel en cada una de ellas. Asimismo, la película fluctúa en diferentes géneros: el biopic de un líder social que cae tras cimentar su auge sobre la mentira, el retorcido thriller de suspense en el que el héroe huye de la verdad, encarnada en su perseguidor, un villano con la apariencia de implacable profesor de historia, o la comedia picaresca de un granuja que sobrevive con el engaño. Aún así, Marco es una película compleja pero inteligible.

Enric Marco quería ser sublime, pero en realidad era patético, incluso peligroso en su patetismo. La película expone el daño que hizo a los demás con sus mentiras. Laura (Nathalie Poza), la mujer, reacciona con templanza, acaso porque ya sospechaba la verdad, y la hija, Aina (Julia Molins), de manera más airada, enfrentándose a su padre, al que idolatraba. Entre los compañeros de Marco en Amical los efectos también son diversos, pero todos tienen el denominador común de la decepción. Es muy notable el trabajo de los actores que dan vida a estos personajes (Nathalie Poza, Julia Molins, Sonia Almarcha...), como lo es la actuación de Eduard Fernández como Enric Marco. El actor catalán sale airoso del desafío de encarnar a un individuo que interpretaba constantemente un personaje, y aporta diferentes y muy valiosos matices. Este trabajo junto al que desempeña en El 47, también brillante, convierten al veterano Fernández en uno de los actores más destacados del año.

En buena medida, Enric Marco es un producto de los medios. Al no seguir con vida ningún otro superviviente español del campo de Flossenburg, Marco tuvo la oportunidad de apropiarse del relato. En un tiempo de volatilidad en las noticias e informaciones hay muchas incertidumbres, por lo que se escucha con asentimiento a quien propone una certeza, sobre todo, si se hace con la convicción de este personaje. Una claqueta señala el inicio de Marco, añadiéndole un elemento metacinematográfico. Vamos a ver la ficción de una ficción.