Un artículo de Juan Pais
En una entrevista de abril de 1976 para la revista Film Comment, Paul Schrader le revela al periodista Richard Thompson sus pautas como guionista: "Creo que hay tres pasos para escribir un guión. En primer lugar, debes tener un tema, algo que quieras decir. En el caso de Taxi Driver, el tema era la soledad. Entonces encuentras una metáfora de ese tema, una metáfora que lo exprese. En Taxi Driver era el taxista, la expresión perfecta de la soledad urbana. Entonces tienes que encontrar un argumento, que es la parte más fácil del proceso. Todas los argumentos se han realizado; son bastante fáciles de ubicar, sólo funcionan a través de todas las permutaciones hasta que la trama refleja con precisión el tema y la metáfora. Empujas el tema a través de la metáfora y entonces debes tener lista la trama". Schrader hubiera podido escribir perfectamente El Hombre de Alcatraz (Birdman of Alcatraz, 1962). La libertad es el tema, incidiendo en la falta de ella, y la metáfora es el pájaro, un ser rotundamente libre. En contraposición al pájaro nos encontramos con el preso. En esta película es un recluso que tras haber encontrado moribundo a un gorrión lo cuida y sana con el propósito de que pueda volver a volar, proyectando en el ave su anhelo de libertad.
Pero Paul Schrader no escribió El Hombre de Alcatraz; lo hizo Guy Trosper, y la película fue dirigida por John Frankenheimer. Este se hallaba en un momento esplendoroso de su carrera. Formado en la televisión, integraba una generación de cineastas que provenían de ese medio y renovaban el cine con una originalidad en los temas combinada con habilidad técnica aprendida en años de trabajo catódico, en el que eran frecuentes las emisiones en directo de espacios dramáticos. Películas de Frankenheimer, como El Mensajero del Miedo (The Manchurian Candidate, 1962), sobre el tema del lavado de cerebro, entonces de actualidad, o Siete Días de Mayo (Seven Days in May, 1964), que plantea la posibilidad de un golpe de estado en Norteamérica, son buenos ejemplos de su cine, tan innovador argumentalmente como diestro en realización y montaje.
La trama, la parte del proceso más fácil según el director de American Gigolo, tampoco resultó dificultosa en El Hombre de Alcatraz. La biografía de Robert Stroud es la trama. Una vida suavizada en la película (y previamente en el libro que adapta, Birdman Of Alcatraz, de Thomas E. Gaddis). Stroud estuvo interno en diversas prisiones estadounidenses desde muy joven. Había cometido, entre otros delitos, tres asesinatos (una de sus víctimas fue un funcionario de prisiones). En la soledad de la cárcel, Stroud empezó a interesarse por la ornitología atendiendo a los pájaros heridos e investigando sobre ellos hasta convertirse en una autoridad sobre el tema. Burt Lancaster incorpora a Stroud con su habitual carisma. El Stroud que propone el protagonista de Forajidos (The Killers, 1947) es un hombre al que el tiempo (y la canaricultura) transforman en una persona sabia y juiciosa, visión que difiere de los conocidos del personaje real. En Wikipedia se recoge el testimonio de Michael Palin, compañero de prisión de Stroud (no confundir con el Monty Python): "Era un bala perdida. Era un chico que prosperaba en el caos, disturbios, conmoción. Le gustaba que otras personas participaran en este tipo de cosas, pero nunca fue un participante". Con todo, no se debe desdeñar el asombroso talento de Stroud al realizar exitosas investigaciones científicas desde la celda de una prisión, siendo además iletrado.
Además de tener como objeto la libertad, El Hombre de Alcatraz reflexiona sobre la tensión entre individuo y autoridad. Robert Stroud aparece inicialmente como un tipo rebelde y violento al que nadie puede controlar. Por supuesto, en la película sus arranques de ira corresponden a una provocación o una injusticia previa. Y su rebeldía no se refiere solamente al ámbito penitenciario. El personaje de la madre de Stroud (la gran Thelma Ritter) tiene mucha importancia en su vida. Inicialmente disfrutaban de una buena y estrecha relación, pero esta se rompió al no aceptar la señora el matrimonio de su hija con otra ornitóloga. La ruptura con la madre no es presentada como algo traumático para Stroud sino como una suerte de liberación. La madre también representaba una figura autoritaria.
El Hombre de Alcatraz cuenta con una estructura clásica. El narrador es el biógrafo Thomas Gaddis, al que da vida Edmond O'Brien. La película comienza y finaliza en el puerto de San Francisco, frente a la legendaria prisión. A lo largo de dos horas y media, Gaddis nos cuenta (sin voz en off) la vida de Stroud, con este siempre encarcelado. Desde su impetuosa juventud hasta la serena vejez. El punto de inflexión en la evolución personal del personaje es el hallazgo del gorrión una noche lluviosa. En ese momento, su vida comienza a cambiar a mejor. Cabe señalar que la narración está perfectamente ilustrada en la fotografía de Burnett Guffey (En un Lugar Solitario, De Aquí a la Eternidad), cuyos tintes expresionistas subrayan los claroscuros de la vida de Stroud.
Frankenheimer propone una perspectiva humanista, incidiendo en la dignidad que Stroud descubre en sí mismo al volcarse en la ornitología. Las penas de prisión tienen una función punitiva y también rehabilitadora, pero puede advertirse que Stroud nunca hubiera cambiado (salvo para peor) si no hubiera encontrado su camino. Eso fue lo que le salvó. Su actividad investigadora sobre los pájaros se ciñó a su estancia en la cárcel de Leavenworth, y cuando fue trasladado a Alcatraz no pudo continuar con ella. Sin embargo, la ornitología había despertado en él una curiosidad intelectual que sació estudiando el sistema penitenciario estadounidense, con conclusiones negativas que plasmó en un libro, Looking Outward: A History of the U.S. Prison System from Colonial Times to the Formation of the Bureau of Prisons, en el que denunciaba que la cárcel destruye el individualismo y el preso acaba siendo una suerte de ser maquinal cuyas creencias y ética son reprimidas La historia de Robert Stroud, tal y como está reflejada en El Hombre de Alcatraz, es una historia de redención (lo que nuevamente relaciona esta película con el cine de Paul Schrader)
Tal y como se ha señalado anteriormente, la película suaviza en cierta medida la personalidad de Stroud. Parece ser que era un hombre pendenciero, violento, difícil, pero también se dice que en sus últimos años se convirtió en un tipo sencillo y tranquilo. Lo que no se puede negar es que contó con una inteligencia sobresaliente. En una escena de El Hombre de Alcatraz el médico de Leavenworth se pronuncia sobre el tratado de enfermedades aviares escrito por Stroud: "(...) Es un estudio muy científico de la patología, enfermedades de los pájaros [...] Creo que es un genio [...] Con una instrucción mínima, se ha convertido en un experto en hematología, sangre, histología, tejidos, anatomía. Estudios que ya son difíciles en la Universidad y que aprendidas por él en una celda sobrepasa toda imaginación. Ha pasado más de tres mil horas ante su microscopio, ha hecho cientos de dibujos y más de cinco mil muestras de tejidos. Tiene una de las mejores colecciones de muestras microscópicas. Sabe más de anatomía aviar y patología que nadie en el mundo".