11 d’abril del 2023

AIR (2023)

Un artículo de Mike Sanz


Es 1984 y la empresa Nike necesita un milagro. Se mantiene gracias a las ventas de las zapatillas para correr, mas no parece tener nada que hacer ante la dura competencia de la alemana Adidas y de Converse, la reina de las zapatillas de baloncesto. Sonny Vaccaro, uno de los responsables de Nike, toma una decisión desesperada: diseñar una zapatilla exclusivamente para uno de los jugadores novatos de la NBA, un tal Michael Jordan.

Air es el esperado regreso de Ben Affleck a la dirección de largometrajes. La historia de este actor es un buen ejemplo de los devaneos tan característicos de la industria hollywoodiense: Affleck comenzó a trabajar de actor infantil, fue un intérprete clave del cine independiente de los noventa, hasta el punto de contribuir a las carreras de Richard Linklater y Kevin Smith; ganó el Oscar al mejor guion original junto a su amigo Matt Damon por El Indomable Will Hunting (Good Will Hunting, 1997), se convirtió en estrella de acción a finales de los noventa y principios de los dos mil, fracasó, interpretó a Batman y, mientras tanto, su vida privada generó todo tipo de titulares entre las adicciones varias y las relaciones sentimentales con Jennifer Garner, Ana de Armas y Jennifer López, su actual esposa.

En 2007, Affleck debutó en la dirección con Adiós, Pequeña, Adiós (Gone Baby Gone), una película de género negro en la que adaptó una novela de Dennis Lehane y visitó el submundo criminal de Boston, ciudad en la que se crió. En este mismo lugar se ambienta The Town (2010), la segunda gran película de Affleck. Demostró gran habilidad para dirigir a los actores, al mismo tiempo que mantenía un pulso clásico que combinaba la influencia de Michael Mann en las escenas de acción. El reconocimiento unánime llegó en 2012 con Argo, la dramatización de la crisis de los rehenes de Irán que supuso todo un ejercicio de estilo narrativo y un canto a la imaginación por parte del director y protagonista. Todo lo contrario que la cuarta película que dirigió Affleck, Vivir de Noche (Live by Night, 2016). Tenía todos los ingredientes para triunfar: adaptaba otra novela de Dennis Lehane, se ambientaba en el Boston de la Ley Seca y contaba con un reparto de actores fetiches que ya habían trabajado a las órdenes de Affleck. Vivir de Noche fue una película anodina, plagada de clichés soporíferos, ¿quién sabe si por las presiones de la Warner? Lo único destacable fueron las interpretaciones de Elle Fanning y Chris Cooper.


Poco a poco, Ben Affleck dejó atrás el fracaso de Vivir de Noche y volvió a ponerse detrás de las cámaras para escribir, junto a Matt Damon, el guion de El Último Duelo (The Last Duel, 2021), que acabó dirigiendo Ridley Scott. En 2023, nos ha sorprendido con AIR, su quinto largometraje en calidad de director. La película sigue el guion del debutante Alex Convery, el cual dramatiza el proceso de creación de las emblemáticas Air Jordan, las zapatillas con las que Nike y Michael Jordan se han embolsado millones y millones de dólares. Aunque la trama de AIR puede resultar ramplona y poco sorprendente, dado que todos conocemos el final, no hay duda de que se trata de una gran película.

El guion de Convery es divertido y busca la humanidad que yace en el fondo de una trama empresarial y deportiva. Es decir, la premisa de AIR es casi idéntica a la de películas como Moneyball (2011): los tejemanejes del mundo del deporte, los fichajes y el marketing son la excusa para explorar los anhelos, las contradicciones y los sueños que mueven a los protagonistas. Hay personajes como el Sonny Vaccaro de Matt Damon y el Rob Strasser de Jason Bateman que se vuelcan en su trabajo para escapar de los errores que han cometido en otras facetas de la vida. En AIR también hay lugar para el discurso barato de darlo todo por el trabajo, con jornadas interminables y fines de semana sin descanso en las oficinas de Nike. Por suerte, el tono cómico se mantiene y la película avanza al ritmo de las conversaciones que mantienen los protagonistas, a las cuales Affleck saca partido con los clásicos juegos de plano y contraplano y otros recursos más modernos, caso de los travelings circulares.

La recreación de la época es maravillosa. El diseño de producción cuida los detalles y sumerge a los espectadores en plena era Reagan, a lo cual ayuda la cuidada selección musical que compone la banda sonora: AIR abre y cierra con canciones de Dire Straits y Bruce Springsteen, respectivamente, y entre ellas desfilan temas de Cindy Lauper, Night Ranger y hasta la sintonía de Superdetective en Hollywood (Beverly Hills Cop, 1984), que nos recuerda los años en que un tipo llamado Eddie Murphy rompía con las reglas del cine de humor.


La dirección de actores es excelente y Affleck cuenta con algunos de los colabores habituales de sus películas, secundarios cumplidores como Chris Messina y Matthew Maher. Rescata a Jason Bateman para un solvente papel dramático y a un recuperado Chris Tucker, cede a la titánica Viola Davis un par de escenas para que se luzca y destaca la inteligente decisión de no mostrar nunca a Michael Jordan en pantalla, más allá de las imágenes de archivo. Matt Damon soporta con holgura el protagonismo de AIR, pues lleva años encarnando al estadounidense blanco y medio, como ya probara en Cuestión de Sangre (Stillwater, 2021) y las excelentes Le Mans 66 (Ford v. Ferrari, 2019) y Marte (The Martian, 2015). Ben Affleck se reserva para sí mismo un divertido papel secundario, el del presidente de Nike, Phil Knight. A pesar de que cae en el manido tópico del empresario que se pelea con la junta directiva por el bienestar de sus trabajadores (un elemento de ciencia ficción), sus ademanes y excentricidades lo convierten en un personaje agradable que complementa al protagonista.

AIR se alza como una de las primeras sorpresas cinematográficas de 2023, gracias a un guion divertido, la minuciosa recreación de una era que guarda más similitudes con el presente de las que pensamos, el excelente trabajo del reparto y el oficio narrativo de un director con dotes clásicas. Ojalá Ben Affleck vuelva a dirigir otra película pronto. La estaremos esperando.