A principios del siglo XXI, una joven hipster pasea al perro por los bosques de Oregón y se topa con unos huesos que muestran signos de violencia. Doscientos años antes, Ottis “Cookie” trabaja de cocinero para los tramperos que recorren el territorio de Oregón a la caza de pieles de castor y de recursos naturales que esquilmar. Conoce de casualidad a King-Lu, un inmigrante chino en busca de oportunidades. Juntos, deciden montar un negocio en el fuerte local y vender los sabrosos pasteles que prepara Cookie. El único problema es que necesitan leche fresca para elaborarlos, y la única vaca del territorio es propiedad del capataz, un inglés adinerado.
First Cow (2020) es la nueva película de Kelly Reichardt, una interesantísima directora del circuito independiente estadounidense. Su cine se caracteriza por la ambientación rural, los personajes con problemas mundanos y las historias pequeñas de marcado humanismo. Se consagró con Wendy y Lucy (2008), que protagonizó Michelle Williams y su perro, y con Meek’s Cutoff (2010), su primera incursión en el western. Michelle Williams también encabezaba aquella película, en la cual un grupo de colonos vivían penurias en la ruta a Oregón y dudaban del explorador que los guiaba. En 2016, Reichardt dirigió Certain Women, y en 2020 volvió al western con First Cow.
La película se centra en dos parias, Cookie y King-Lu, que viven en un entorno natural y hostil, donde parece que las posibilidades de triunfar en los negocios palidecen en comparación con las de que te apuñalen en una refriega de bar. First Cow es un canto a la amistad entre estos dos personajes, que aprenden el uno del otro, comparten conocimientos y se ayudan a sobrevivir en las situaciones extremas de la frontera. Se trata de un western revisionista, nada idealizado, que hereda ciertos ingredientes del Meridiano de Sangre de Cormac McCarthy, caso de la violencia omnipresente, la destrucción que los humanos causan en el entorno natural, o el brillante prólogo. La película dialoga con la mentada Meek’s Cutoff. Si aquella desmitificaba la travesía de los colonos y la búsqueda de la supuesta tierra prometida se convertía en un entramado de engaños, en First Cow dicha tierra es de todo menos prometida: reinan la pobreza y la violencia, los colonos han sometido a la población nativa y la pareja protagonista lucha por la supervivencia a la vez que intenta prosperar y crear un negocio. Además de la amistad, la película de Reichardt explora los engaños del sueño americano, que desmitifca precisamente en las primeras décadas de vida de la joven nación.
La directora opta por una puesta en escena vibrante, de ritmo pausadísimo, elaborada planificación y predominio de los espacios abiertos y naturales. Sorprende la elección del formato cuadrado de 4:3 en lugar del panorámico, quizá se pueda leer como otra manera de revisitar y reinventar el Oeste. También ayuda a sumergirse en la experiencia la banda sonora de música country de William Tyler. Destaca, asimismo, la dirección de actores, en especial la pareja protagonista a la que dan vida John Magaro (secundario de títulos como La Gran Apuesta y Carol) y Orion Lee. Entre los secundarios, llama la atención el polifacético Toby Jones, que interpreta al capataz inglés, uno de los villanos de la función.
La productora y distribuidora A24, consagrada como garantía de calidad para el autor de estas líneas, trae a nuestras pantallas la nueva e interesante película de Reichardt, la cual ha sido elegida uno de los títulos del año 2020 por el National Board Review y el Círculo de Críticos de Nueva York. Es una lástima que disfrute de una distribución limitada, si bien al menos se ha estrenado en salas en un año de pandemia, cuando las plataformas de streaming dominan el panorama. Por suerte, nos quedan cineastas y productoras arriesgadas e inquisitivas y podemos disfrutar de First Cow, una visión del Oeste atípica, reflexiva y crítica. Un canto a la amistad desinteresada, la que no abunda.