En 1850, los hermanos Sisters están a punto de dejar de ganarse la vida trabajando de cazarrecompensas. Solo han de cumplir con un último encargo y se habrán ganado una vida tranquila en las llanuras del Medio Oeste. Su jefe, el Comodoro, les pide que atrapen a un buscador de oro que viaja al Oeste. Los hermanos lo persiguen desde Oregón hasta California y dejan un reguero de sangre a su paso sin sospechar el verdadero motivo por el que siguen a su presa.
Los Hermanos Sisters se basa en la novela homónima del canadiense Patrick deWitt, un western cargado de humor negro que ha adaptado a la gran pantalla el director francés Jacques Audiard. Tras el éxito de sus anteriores trabajos, el drama carcelario Un profeta (2009) y De óxido y hueso (2012), el cineasta cambia de registro y se atreve con una película atípica que bebe del spaghetti western, pues no en vano se ha rodado en España y Rumanía. Los paisajes polvorientos nos preparan para la violencia seca y cruda con la que se gana la vida la pareja de protagonistas, dos hermanos cazarrecompensas, uno despiadado y otro bonachón. Ambos se ven envueltos en una persecución casi interminable a través de un Oeste que empieza a mostrar signos de fatiga, ya que comprueban con sus propios ojos cómo las ciudades y los avances tecnológicos empiezan a comerse el terreno de las praderas salvajes. Esta visión del Oeste es más cercana a los territorios de Valor de ley (True Grit, 2010), de los hermanos Coen, que a las nevadas referencias pulp de Los Odiosos Ocho (The Hateful Eight, 2015).
Los Hermanos Sisters se basa en la novela homónima del canadiense Patrick deWitt, un western cargado de humor negro que ha adaptado a la gran pantalla el director francés Jacques Audiard. Tras el éxito de sus anteriores trabajos, el drama carcelario Un profeta (2009) y De óxido y hueso (2012), el cineasta cambia de registro y se atreve con una película atípica que bebe del spaghetti western, pues no en vano se ha rodado en España y Rumanía. Los paisajes polvorientos nos preparan para la violencia seca y cruda con la que se gana la vida la pareja de protagonistas, dos hermanos cazarrecompensas, uno despiadado y otro bonachón. Ambos se ven envueltos en una persecución casi interminable a través de un Oeste que empieza a mostrar signos de fatiga, ya que comprueban con sus propios ojos cómo las ciudades y los avances tecnológicos empiezan a comerse el terreno de las praderas salvajes. Esta visión del Oeste es más cercana a los territorios de Valor de ley (True Grit, 2010), de los hermanos Coen, que a las nevadas referencias pulp de Los Odiosos Ocho (The Hateful Eight, 2015).
El reparto es reducido y los protagonistas absolutos son John C. Reilly, que también produce la película, y Joaquín Phoenix. Este último, desde que volviera al mundo de la interpretación con The Master (2012), se ha consagrado como uno de los actores más brillantes de su generación, capaz de cambiar de registro con cada papel y de despertar simpatía en los espectadores. Aquí da vida al más temperamental de los dos hermanos Sisters, un cazarrecompensas violento y ambicioso que le traerá más de un dolor de cabeza a su compinche. Completan el reparto, en papeles muy secundarios, los correctos Rhiz Ahmed (Rogue One) y Jake Gyllenhaal, y también aparecen, casi de modo anecdótico, Allison Tolman (Fargo) y el veterano Rutger Hauer.
Las peripecias de los dos hermanos cazarrecompensas y la tensa relación que mantienen son el verdadero motor de la película, que cuenta con la banda sonora ambiental del oscarizado Alexandre Desplat. Puede que el viaje se haga largo, en especial en la última media hora de metraje, y que el humor negro en ocasiones resulte cargante, ya que la película no alcanza el nivel de excelencia de la reciente La Balada de Buster Scruggs, con la que comparte alguna que otra reflexión. Aun así, Los Hermanos Sisters supone un interesante acercamiento al western y cuenta con dos protagonistas de lujo para guiarnos a través de esta aventura.