Barbara Stanwyck (1907-1990) es, por derecho propio, una de las mejores actrices que ha brindado el séptimo arte. Habiendo tenido que sobreponerse a toda clase de dificultades en su infancia y adolescencia, consiguió llegar al olimpo de Hollywood para convertirse en una auténtica referencia en el cine de los años 30, 40, y 50 desde un perfil de femme-fatale, de una mujer ingobernable que se enfrentaba a las restricciones de su época. Cuando las ofertas en el cine empezaron a escasear, fue pionera en alargar su carrera gracias al teatro y, especialmente, a la televisión. En el nuevo medio que congregaba cada noche a millones de familias estadounidenses ante la pequeña pantalla, Stanwyck volcó su enorme talento artístico y su aura gloriosa, insuflando calidad a producciones que se beneficiaron de su presencia para consolidarse.
Una de las producciones televisivas más relevantes en las que participó Stanwyck fue Valle de Pasiones (The Big Valley, 1965-1969). En esta serie de la ABC, Stanwyck daba vida a Victoria Barkley, la matriarca de una familia de ganaderos en la California de 1870. La actriz cambió completamente los matices de la personalidad de Victoria, apostando por hacer de ella una mujer fuerte, alejada de los convencionalismos, y capaz de liderar a la familia a partir de un coraje atroz.
The Big Valley se gestó para entrar en directa competencia con Bonanza (1959-1973), la serie estrella de la NBC. Durante los dos primeros años, pareció que la lucha podría ser titánica pero se terminó comprobando que los Cartwright seguían teniendo un aprecio colosal entre la audiencia. No obstante, Valle de Pasiones se ha mantenido en la memoria televisiva de varias generaciones y siempre se la rescata cuando se habla de la época dorada de la televisión americana en los años 60.
Stanwyck lideraba un reparto en el que se encontraba una gran cantidad de talento joven. No en vano, la serie supuso el espaldarazo definitivo para la carrera de Lee Majors que, en los años siguientes, triunfaría con El Hombre de los Seis Millones de Dólares (The Six Million Dollar Man). Y, por supuesto, The Big Valley también fue una gran oportunidad de consolidación para la bellísima Linda Evans, quien hasta el momento había dispuesto de presencias en capítulos individuales de Los Intocables (The Untouchables), Doctor Kildare, y Caravana (Wagon Train), entre otras.
Evans interpretaba a la benjamina de la familia Barkley, Audra, y se adaptó rápidamente al rol de chica inexperta e influenciable. Sin embargo, Stanwyck la observaba y lamentaba su falta de ambición. Solía repetirle una y otra vez que necesitaba tener más presencia en pantalla. Linda Evans, por contra, no sabía reflejar ese consejo y le pidió a la veterana actriz que la asesorara. La respuesta fue: "te lo mostraré". La lección llegó rodando una escena en la que Evans entraba por una puerta. Justo antes de que las cámaras se pusiesen en marcha, Stanwyck golpeó a su hija en la ficción por detrás. Audra apareció ante la cámara de forma súbita, con una expresión en su mirada de perplejidad, una reacción ciertamente auténtica y nada impostada. Cuando el director gritó "corten", la veterana actriz le dijo sonriendo: "eso es presencia".
En la década de los 70, Stanwyck solo estuvo presente en un puñado de tv movies pero su figura se reinvidicó en los ochenta cuando apareció, como personaje regular, en series como El Pájaro Espino (The Thorn Birds, 1983), Los Colby (1985) y Dinastía (1986), donde, precisamente, volvió a coincidir con Linda Evans.