La trayectoria artística de Ryan Gosling se ha caracterizado, en su mayor parte, por la consecución de papeles de gran exigencia dramática. Durante sus casi veinte años de carrera ha copado la mayor parte de los personajes torturados que se han escrito en Hollywood. Además, su estilo interpretativo se ajusta más a los personajes que viven su estrés emocional de forma introvertida, sin demasiados estallidos de furia.
Esta labor que tan bien se le da y que sigue manteniendo le obliga a construir interpretaciones en las que la contención formal oculta un devastador fuego interno. Con el paso del tiempo habrá obtenido mejores herramientas para canalizarlo pero al inicio de su carrera, Gosling lo pasó bastante mal.
En su segundo largometraje, interpretó a Danny Balint, un judío neo-nazi que era el personaje central de The Believer (2001). Continuó en 2002 con Murder by Numbers, donde su personaje, Richard Haywood, era un adolescente psicópata cuyos crímenes ponían en jaque a toda una comunidad y en la picota al departamento de policía. Por si todo esto no fuera suficiente, en 2003 rodó United States of Leland, donde apuñalaba a un niño autista y era confinado a una prisión juvenil.
Tras este tour de force interpretativo, un devastado Gosling acudió a la consulta médica buscando consejo para sobreponerse al estado de convulsión psicológica en el que se encontraba. Hay que tener en cuenta que Gosling había dado sus primeros pasos en el Club Disney junto a Britney Spears, Christina Aguilera y Justin Timberlake. Sin embargo, al dar el paso al cine, productores y directores vieron en él una faceta oscura muy explotable. Gosling volcó sus sensaciones ante el facultativo y éste optó por evitar los grandes análisis y las charlas profundas, atacando la situación de la forma más sencilla posible para no colaborar en la saturación de su paciente. Después de escucharle, cogió el talonario de recetas y en una de ellas escribió una prescripción muy particular que no se encuentra en las farmacias. Literalmente, escribió: "Deberías probar de hacer una comedia ligera".
Al año siguiente, Gosling participó en su primer drama romántico, El Diario de Noah (The Notebook), pero pronto regresó al terreno en el que mejor se mueve y que profesionalmente más le motiva. Sin embargo, ha quedado claro que con el tiempo ha sido capaz de superar con más desenfado la fuerte interiorización de personajes de la que siempre hace gala.