La decepción de una appleadicta
Por Soraya Sayah
Coleccionista de productos Apple y conocedora de la biografía de Steve Jobs.
Estoy escribiendo estas palabras en un macbook air. He visto la película, si se le puede llamar así, proyectada mediante un AppleTv. Todo parte del legado de Steve Jobs, pero no he visto reflejada la historia del creador en más de unas pocas escenas que se pueden contar con los dedos de una mano. Quizás tenia muchas expectativas ya que el libro logró captar mi atención e involucrarme para saber más de la vida y lucha de un visionario como era Steve Jobs. Tenia toda la esperanza depositada en que en los minutos siguientes me quitasen el mal sabor de boca que me dejó el anterior largometraje biográfico, pero no ha sido capaz.
La lectura del libro de Walter Isaacson me transportó a un mundo dónde la pasión por los detalles, la búsqueda de la perfección y la pulcritud a toda costa eran hechos esenciales para describir el día a día de Steve, sintiéndose incomprendido en una familia y un entorno que no estaban en absoluto preparados para una visión transgresora de aquello que la humanidad necesitaba, aquello que aún no había sido creado, aquello que ni tan siquiera sabían que podía existir.
El protagonismo que tiene Lisa debería ser compartido con otros acontecimientos como por ejemplo la soledad del genio, una juventud desenfrenada que caracterizó sus creaciones, la relación con su familia adoptiva y profundizar el sentimiento hacia su familia biológica o, sobre todo, los inicios de Apple con Steve Wozniak.
La división temporal marcada por presentaciones de productos nos transmite la sensación de estar viendo un documental, sin detalle en aquello que sucede entre cada etapa, eliminando momentos trascendentales para una compresión fidedigna de lo que ocurrió.
Ha habido un par de momentos que han valido la pena, dos diálogos exactamente. Uno de ellos llevado a cabo junto a Scully justo antes de NeXT, y el diálogo previo a la presentación del iMac. He echado de menos trazas de visionario que eran necesarias y que el director no ha sabido introducir. El hecho de utilizar al personaje de la secretaria para que el espectador sepa discernir aquello que está bien de lo que está mal me ha parecido un recurso muy pobre.
La parte estrella de la película, a mi parecer, han sido unos acertados planos en momentos clave con fondos blancos y negros tan característicos de Apple, jugando con las luces y el paso del tiempo.
Como experimento he decidido ver la película con alguien que no sabía nada de la vida de Steve Jobs, desconocía por completo los entresijos de su trayectoria. Al finalizar el film le he preguntado quién era Jobs y su respuesta ha sido: "un pobre hombre".
Episodios vitales de un visionario
Por Néstor Company
Editor y redactor de El Cine de Hollywood.
La genialidad se empareja, en algunas ocasiones, con la egolatría. Este fue el caso de Steve Jobs (1955-2011), co-fundador de Apple Computer, y uno de los personajes más influyentes del panorama reciente a nivel mundial. Su carácter indomable y fuerte determinación le convirtieron en un auténtico visionario. Siempre parecía adivinar cómo podría evolucionar la informática de consumo y puso a todos sus empleados a trabajar en esa dirección, preservando siempre la exclusividad de sus productos para crear algo único e incompatible con otras plataformas. Ese sería su sello: personalizar la experiencia, aprender de los errores, y volver siempre a la carga con mejores y más eficientes soportes.
Jobs construyó su empresa desde la más absoluta modestia pero su éxito progresivo evidenció un carácter dominante y absorbente. Los que trabajaban para él debían entregarse más allá de lo admisible y soportar toda clase de improperios. En la búsqueda constante del éxito, Jobs no se detenía ante nada. No era ingeniero ni programador, pero se aseguraba de contar con algunos de los mejores creadores del momento y les exprimía hasta límites insospechados.
No obstante, ¿qué se escondía tras ese carácter egocéntrico y abusivo? Se han realizado varios estudios y películas sobre Jobs. En ellos se ha intentado trazar una narración lineal de los acontecimientos de su vida, al estilo del biopic tradicional. Ante la propuesta de una nueva película, auspiciada por Universal Pictures, el excepcional guionista Aaron Sorkin decidió romper la dinámica tradicional y construir el argumento en base a tres momentos cumbre en la vida de Jobs. Se trata de tres presentaciones de producto que nos conducen a lo sucedido entre bastidores. Al mismo tiempo, son la excusa para construir la personalidad y mostrar la evolución de Jobs. Los diálogos son el motor narrativo del film y eso lo distancia de las propuestas anteriores, mucho menos ambiciosas, que trataban de explicar la historia acumulando situaciones y sin entrar a fondo en las relaciones personales que Jobs estableció con sus colaboradores más próximos.
Desde la presentación del Macintosh en 1984, con un Jobs convencido de la idoneidad de un producto que debía enterrar a los anteriores, pasamos a su aventura con el NeXT, el primer modelo de una nueva compañía que ha creado tras ser despedido de Apple por falta de confianza de la junta directiva. El contraste es enorme porque en el primer momento le vemos en la cúspide, con el máximo convencimiento y firmemente apoyado por el Presidente de la compañía. Estamos ante la gran oportunidad de su carrera, cuando su sensación de omnipotencia le hace creerse capaz de todo, incluso de mostrarse cruel e irreflexivo al no reconocer algo indudable: la paternidad de su hija Lisa. Sin embargo, el inicio de su resquebrajamiento emocional tiene lugar gracias a esa niña. En eso profundiza ese segundo “episodio”, situado en 1988. Jobs debe volver a construirse a sí mismo y superar la amargura tras haber sido expulsado de la compañía que fundó. Asistimos a su progresiva maduración personal y a una cierta atenuación de su comportamiento ególatra. Deja traslucir su resentimiento a cuentagotas y espera volver a la gran escena mediática con un ordenador específicamente dotado para el uso en universidades. El sonoro fracaso de esta iniciativa nos lleva hasta la conclusión.
El tercer “capítulo” de esta atrevida fórmula tiene lugar en 1998. Jobs ha regresado por la puerta grande a Apple y presenta el primer producto de una nueva etapa: el iMac. Aunque continúa manteniendo su dinámica de confrontación, parece haberse atemperado y se muestra más conciliador con respecto a su círculo familiar. Está dispuesto a tender nuevos lazos de confianza con su hija mientras que, al mismo tiempo, se siente preparado para superar las lacras del pasado. Steve Jobs es ahora un hombre decidido a construir un sólido presente, tanto a nivel personal como empresarial.
La película se construye a través de densos y poderosos diálogos. Apuesta por expresar la genialidad de Jobs equilibrándolo con muchas de sus contradicciones, veleidades y comportamientos abusivos. Cuando la película concluye, podemos trazar el retrato del personaje desde el realismo y la rigurosidad. Nadie lo diría, a priori, con el esquema planteado. No obstante, las buenas artes de Aaron Sorkin en el guión y Danny Boyle en la dirección, lo hacen posible gracias a un sabio uso de la narrativa y el lenguaje cinematográfico. Michael Fassbender traslada esa visión a la pantalla y logra expresar las diferentes aristas que exige el papel mientras despliega su impresionante talento. Le acompañan intérpretes como Kate Winslet y Jeff Daniels, quienes subliman la propuesta con su enorme talla interpretativa. En definitiva, una propuesta de primer nivel para ilustrar la trayectoria de un visionario que colaboró activamente en el cambio tecnológico que hemos contemplado en las últimas décadas y que disfrutamos cada día.