El cineasta Spike Lee junto a Cheryl Boone Isaacs, Presidenta de la Academia. |
Vivimos el momento álgido de la polémica racial surgida tras el anuncio de las nominaciones a los Oscar, cuya gala se celebrará el próximo 28 de febrero en el Dolby Theatre de Hollywood. La ausencia de intérpretes negros entre los nominados a las principales categorías, por segundo año consecutivo, ha generado una respuesta por parte de importantes figuras como Spike Lee, Jada Pinkett Smith, Will Smith, Viola Davis, David Oyelowo, Lupita Nyong'o y Don Cheadle, entre otros.
Resulta difícil explicar las causas de lo sucedido porque desconocemos las dinámicas internas de la AMPAS. Sin embargo, no hay que poner en duda que la actual Presidenta de la Academia, la afroamericana Cheryl Boone Isaacs, trabaja desde que ascendió al cargo, hace dos años y medio, en la revisión de los procesos de ingreso. En su declaración oficial, tras el anuncio de las nominaciones, se lamenta de la falta de inclusión. Admite que deben mejorar en la diversificación de los académicos de una forma más efectiva y rápida. También recuerda que la Academia se ha enfrentado antes a grandes retos y ahora el mandato recibido es el de fomentar la inclusión a todos los niveles: género, raza, nacionalidad y orientación sexual. Hay que responder a las necesidades que plantea la sociedad del siglo XXI y muestra su determinación inequívoca para liderar el cambio en las estructuras de la Academy of Motion Pictures Arts and Sciences. Al mismo tiempo, pide respeto para los nominados de este año porque la calidad de su trabajo ha sido altísima y merecen reconocimiento.
El primer miembro de la comunidad cinematográfica afroamericana que manifestó su posición fue Spike Lee, dos veces nominado a los premios y galardonado con el Oscar honorífico el pasado mes de noviembre. Lee anunció su voluntad de no asistir a la gala como muestra de desacuerdo. Desde ese instante, pareció flotar en el ambiente la palabra boicot. No obstante, el propio director afirmó días después que únicamente se trataba de una decisión individual de protesta. Obviamente, el mensaje se ha ido expandiendo y con el paso de los días han brotado una serie de reacciones que van en esa misma línea.
El matrimonio formado por Jada Pinkett y Will Smith declaró que tampoco asistiría a la gala. Afirman que se sienten muy implicados con la comunidad de Hollywood pero que no se sentirían cómodos en la gala de este año. Will Smith, dos veces nominado, amplió el espectro y declaró que la diversidad es lo que hace grande a Estados Unidos y a la industria cinematográfica. Ese es un valor por el que vale la pena luchar.
Los británicos David Oyelowo e Idris Elba también se han unido a la queja. El primero recuerda la escasez de nominaciones obtenidas por Selma en la pasada edición, cuando se obvió a Ava du Vernay en la dirección y a él mismo en la categoría de mejor actor. Elba, por su parte, ha añadido que esta falta de diversidad en los premios también se da al otro lado del Atlántico. Otros que se han solidarizado con la protesta son Lupita Nyong’o (ganadora en 2014) y Don Cheadle (nominado en una ocasión).
Por otro lado, George Clooney, ganador de dos Oscar, ha hecho pública su postura. Opina que hace diez años la Academia y los premios Oscar estaban mejor en este tema y que ha sido en el periodo más reciente cuando se ha apreciado una involución. Cree que quizá otros acontecimientos sociales (disturbios raciales en estados del sur y recientemente en Chicago) hayan podido tener un efecto sobre la dinámica de votación en los dos últimos años y defiende la necesidad de redoblar esfuerzos para dar más oportunidades a otras comunidades raciales en la industria hollywoodiense.
Viola Davis, dos veces nominada, ha anunciado su solidaridad con la protesta aunque, en su caso, no asistirá a la gala porque estará disfrutando de vacaciones. A su entender, la falta de nominaciones responde a la menor presencia de intérpretes de color en las películas del último año y reivindica un mayor espacio en la industria y un cambio de mentalidad general. Sin embargo, se la podría contradecir afirmando que sí había opciones importantes para nominar este año. Aquí están algunas de las posibilidades: Samuel L. Jackson en The Hateful Eight, Idris Elba en Beasts of no Nation, Will Smith en Concussion, Michael B. Jordan en Creed, y alguna nominación más para el film Straight Outta Compton.
En mi opinión, estoy bastante en sintonía con las palabras de George Clooney. Nadie puede negar que, desde el año 2001, se había apreciado una mayor consideración hacia la comunidad negra con un incremento en las nominaciones respecto a lo registrado en décadas anteriores. En solo doce años (2001-2013) ganaron la estatuilla Denzel Washington, Halle Berry, Jamie Foxx, Morgan Freeman, Forest Whitaker, Jennifer Hudson, Mo'nique, Octavia Spencer y Lupita Nyong'o. Además, Steve McQueen obtuvo el Oscar como productor de 12 Años de Esclavitud, convirtiéndose en la primera persona de color que obtenía el galardón a la mejor película.
Hablemos ahora de nominaciones. En doce años se habían registrado, solamente en las categorías de interpretación, hasta 29 candidaturas. Naturalmente, hay que seguir mejorando los procedimientos para que haya más posibilidades de nominación pero el balance hasta 2014 era bastante positivo. Lo ocurrido en los dos últimos años ha representado una ruptura de la dinámica pero al mismo tiempo sirve como toque de atención para mejorar los mecanismos internos de la Academia, además de su composición y diversificación. De igual forma, todo esto no debe ser óbice para reconocer el brillante trabajo de todos aquellos que han sido nominados en las dos últimas ediciones. La polémica se centra en dar mayores oportunidades a gente diversa. En ningún momento se pone en duda la calidad del trabajo de los que han sido finalmente elegidos.
De todas formas, se ha puesto en marcha un plan de choque. Las primeras medidas han llegado esta misma semana con la incorporación a la junta directiva de tres nuevos miembros que no forman parte del perfil habitual. Cheryl Boone Isaacs ha decidido adelantar la aplicación del plan A2020, que busca lograr una mayor inclusión entre la membresía de la Academia. El organismo rector de la AMPAS pasará a tener 54 representantes y se afianza el objetivo de doblar el número de mujeres y personas de comunidades diversas para el año 2020. Además, cambia el estatus de permanencia de los miembros. A partir de ahora, y de forma retroactiva, la pertenencia e ingreso en la Academia estará circunscrita a un periodo de diez años. Este plazo será ampliable a diez años más siempre y cuando la persona siga estando activa en la industria del cine. Solo se podrá conseguir el estatus de votante permanente si se encadenan tres periodos de diez años en activo o si se recibe una nominación al Oscar. Los asociados que no cumplan con la exigencia pasarán a ser miembros eméritos, sin posibilidad de voto.
En cuanto al proceso de ingreso, la Academia inicia una campaña global e inclusiva para identificar a posibles nuevos asociados que representen la diversidad patente en el mundo del cine. Este nuevo sistema tratará de equilibrar el sistema endogámico tradicional en el que dos miembros actuales son suficientes para avalar la candidatura de un nuevo afiliado.
En cuanto al proceso de ingreso, la Academia inicia una campaña global e inclusiva para identificar a posibles nuevos asociados que representen la diversidad patente en el mundo del cine. Este nuevo sistema tratará de equilibrar el sistema endogámico tradicional en el que dos miembros actuales son suficientes para avalar la candidatura de un nuevo afiliado.
En cualquier caso, solo en un país de fuertes convicciones democráticas y espíritu de libertad real se pueden abrir este tipo de discusiones, encaminadas a mejorar los procedimientos y principios éticos. En otras naciones occidentales, no existe el mismo nivel de escrutinio público ni tampoco la voluntad de esclarecer a fondo los temas polémicos. Tengamos esto en cuenta al emitir juicios.