Corría el año 1964. España estaba políticamente en el momento cumbre de la dictadura franquista y había censura por doquier. Ideas, expresiones, opiniones, simpatías… todo estaba fuertemente vigilado por un sistema político basado en la coartación del pueblo y el control absoluto impuesto a través de la fuerza represiva y el miedo.
Aún así, desde hacía algunos años, España se había erigido por sus múltiples paisajes naturales en plató de grandes superproducciones que vieron en el país escenarios ideales para sus proyectos a bajo precio. De esta manera, el país abrió las puertas de par en par a las distintas productoras (sobre todo, norteamericanas) que vieron en tierras españolas un filón muy rentable a la hora de llevar sus proyectos a buen término. Además del bajo costo, se les otorgaban todo tipo de facilidades (casi de un modo servil) y la mano de obra era muchísimo más barata que la del país de origen de la producción.
Como ejemplo de ello, tenemos a Orgullo y Pasión (The Pride and the Passion, 1957), El Cid (1961), Lawrence de Arabia (Lawrence of Arabia, 1962), 55 Días en Pekín (55 Days at Pekin, 1963), Doctor Zhivago (1965), Campanadas a Medianoche (Falstaff-Chimes at Midnight, 1965)…entre otras muchas. También se rodaron, en esa época, más de 500 películas hispano-italianas, conocidas como los “spaghetti western”: Por un Puñado de Dólares (Per un Pugno di Dollari, 1964), La Muerte tenía un Precio (Per qualche dollaro in più, 1965) y El Bueno, el Feo y el Malo (Il Buono, il Brutto, il Cattivo, 1966) fueron las tres cintas más emblemáticas y brillantes.
En 1964, la productora 20th Century Fox escogió Málaga para rodar gran parte de la película El Coronel Von Ryan (Von Ryan’s Express), película de corte bélico ambientada en la Segunda Guerra Mundial. Sus protagonistas, además de Frank Sinatra, fueron Trevor Howard, James Brolin, Brad Dexter y Sergio Fantoni. En el principal papel femenino, la productora contrató a una joven promesa italiana, su nombre era Raffaella Carrá...
El actor y cantante estadounidense ya había visitado el país en cuatro ocasiones anteriores, dejando un recuerdo no muy agradable debido a su carácter rudo y, hasta a veces, hostil. Pero sería en esta quinta vez cuando, de manera más escandalosa que nunca para la época, dejaría una huella difícil de superar ya que, las autoridades del momento, se vieron obligadas a multar y a expulsar al actor del país y prohibirle su vuelta, siendo Sinatra por aquel entonces una de las estrellas más conocidas e importantes de los Estados Unidos. Tras este altercado, Sinatra prometió que jamás volvería al país (al que consideró como nefasto) e, incluso, le deseó pronta muerte al caudillo. Pero vayamos a los hechos…
Sinatra se hospedaba, al igual que casi todos los miembros del rodaje, en Torremolinos, concretamente en el hotel Pez Espada. El 16 de septiembre aterrizó en el aeropuerto de Málaga, con su avión privado, dispuesto a cumplir con un rodaje más en tierras extranjeras.
Como tantas otras veces ocurre cuando se presenta una gran estrella a cualquier país, los medios de comunicación de la localidad quisieron entrevistar a "La Voz" para hablar sobre el rodaje e impresiones particulares sobre el mismo. Así pues, la noche del 17 de septiembre, Sinatra fue citado en el mismo hotel donde se alojaba por el periodista madrileño Juan Francisco Avellaneda, que trabajaba para el diario Pueblo.
Durante el transcurso de la entrevista, se les acercó una joven actriz desconocida llamada Ondina Canibano, que insistió en hacerse una foto junto a la gran estrella. Pero Sinatra rechazó hacerse esta foto ya que estaba haciendo una entrevista. La joven, ante la negativa, insistió cada vez más para que los fotografiaran juntos y contó, para sorpresa del actor, con la ayuda del propio periodista y el fotógrafo que lo acompañaba.
Sinatra vio en todo ello un ardid entre la prensa del país y la chica para poder vender la fotografía a la prensa sensacionalista, la cual daría la noticia como si se tratara de uno más de los escandalosos romances a los que parecía estar abonado. Recordemos que, en aquellas fechas, Sinatra estaba separado de la actriz Ava Gardner y eran muy comentadas sus fiestas escandalosas, llenas de sexo, drogas y alcohol que solía celebrar con su grupo de amigos, los conocidos como The Rat Pack (Dean Martin, Sammy Davis Jr., Peter Lawford, Joey Bishop y algunos miembros importantes de la mafia, con la que siempre estuvo relacionado).
Era tal la insistencia por parte de la chica, del periodista y del fotógrafo que Sinatra, finalmente, perdió los nervios, agarró fuertemente a la joven y le dijo a sus guardaespaldas que los echaran a todos del hotel, no sin antes provocar una escena digna de una película, ya que hubo gritos, forcejeos, insultos y hasta agresión ya que la chica le tiró el contenido del vaso que llevaba en la mano a la cara (aunque, fuentes de la época, dijeron que le había tirado directamente el vaso, pudiéndole provocar serias lesiones en el rostro).
La escena, que atrajo a un buen número de curiosos, fue calmada por el representante del actor, quien le aconsejó que se retirara a su habitación y dejara a aquellas personas. Al cabo de un rato, llegaron los miembros de los cuerpos de seguridad, que le pidieron a Sinatra que los acompañara a la comisaría, algo a lo que él se opuso. Gracias a las gestiones que realizó el equipo de producción de la película, se acordó con el comisario de Málaga que, en cuanto Sinatra hubiera acabado de rodar las escenas que debía hacer los dos días siguientes, se personaría él mismo en las dependencias policiales para prestar su declaración sobre los hechos.
De esta manera, el 19 de septiembre, a las cuatro de la tarde, el actor, su representante y su abogado se personaron en la comisaría, donde se le impuso una multa de 25.000 pesetas (una gran suma de dinero en aquellos días) y se le “pidió” que abandonase el país de manera inmediata.
Recorte de prensa donde se informa que Frank Sinatra llega a la comisaría de Málaga.
Fuente: aqueltorremolinos.com
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Las palabras de despedida de Sinatra para las tierras españolas mientras se dirigía al aeropuerto (y tras el revuelo que ocasionó el altercado en el hotel) fueron unas rotundas: “prometo no regresar nunca más a este jodido país porque odio a los sucios bastardos fascistas gobernados por el dictador Franco”.
Frank completó sus escenas en Italia y Los Angeles. Finalizado el rodaje, Sinatra volvió a protagonizar otra anécdota que mostraba el "cordial" aprecio que sentía por el dictador y cuál era su conclusión acerca de todo lo que había sucedido en tierras españolas (todas las fuentes de la época lo afirmaron y, lo que es más importante, ninguna lo desmintió): nada más llegar a los Estados Unidos (y aprovechando que, en España, se estaban celebrando los “25 años de paz” después del fin de la Guerra Civil española), Sinatra envió un telegrama dirigido al mismísimo Franco, que decía lo siguiente: “Felicidades en el veinticinco aniversario de su benevolente régimen. Muérase”.
Tal deseo le hizo tener que esperar hasta 1986 (once años después de la muerte del dictador) para volver a España a realizar un concierto en el estadio Santiago Bernabéu y a visitar la Barcelona Olímpica en 1992.
Efectivamente, cumplió con su promesa.