"Cuando conocí al verdadero Frank Abagnale vi la fuerza de su personalidad. Al segundo de conocerlo me dije, puede embaucar a quien quiera. Pero me recordaba un poco, de una forma extraña, a Oskar Schindler por su dominio para engañar, para hacer que la gente creyera que sus intereses eran los mismos que los suyos, cuando en realidad, él tenía unos intereses completamente diferentes."
Frank William Abagnale Jr. era solo un adolescente cuando decidió escapar de un hogar familiar roto e inició una carrera delictiva asumiendo identidades, falsificando cheques, y haciéndose un virtuoso del engaño y la impostura. El montante final de sus fechorías le reportó más de tres millones de dólares. Sus andanzas trajeron de cabeza a la división de delitos económicos del FBI entre 1964 y 1969. Cuando finalmente fue detenido en Francia, cumplió casi cinco años de condena repartidos en prisiones de varios países. A su salida, le fue ofrecida una plaza como asesor en el FBI para que pusiera en liza su extraordinaria pericia a la hora de detectar el modus operandi de otros falsificadores. Esta remarcable historia escondía más de lo que puede verse en la superficie. Abagnale era un chaval que se había forjado en unos estrictos valores familiares y que no soportó que todo ello se fuera al traste. Inició las estafas como forma de supervivencia y nunca hizo daño a gente vulnerable. Tenía una capacidad innata para camelarse a quien fuera y logró salirse con la suya en sus pequeñas incursiones como médico, abogado y, más específicamente, en su papel de piloto ayudante en vuelos comerciales de la legendaria PanAm. Su pericia para la manipulación le permitió salir airoso de todo ello sin atender nunca directamente a ningún paciente y colocándose siempre "en situación" dentro de las cabinas de mando en los aviones. A pesar de su juventud, aparentaba más edad y eso le permitió ser creíble en una época de gran inocencia. Frank era una buena persona que tomó el camino equivocado pero su facilidad para el camuflaje social le convirtió en uno de los casos más extravagantes e interesantes de la historia delictiva reciente.
Convertido ya en un importante consultor privado de seguridad, Abagnale quiso hacer constar sus experiencias en un libro autobiográfico que escribió junto a Stan Redding y que fue publicado en 1980. Una historia como ésta era material cinematográfico de primer nivel así que los derechos de adaptación fueron inmediatamente vendidos. Sin embargo, nadie pareció ir en serio hasta 1997 cuando el productor Barry Kemp compró el material y lo llevó a la recientemente creada DreamWorks, contratando a Jeff Nathanson para que se hiciese cargo del guión. Walter Parkes y su esposa, Laurie MacDonald, eran los jefes de producción en DreamWorks y soñaban con que Steven Spielberg se hiciese cargo de la película pero su apretada agenda lo hacía imposible así que empezaron a sonar otros nombres para llevar adelante el proyecto. El primero de ellos fue David Fincher quien finalmente abandonó al decantarse por La Habitación del Pánico (Panic Room, 2000). Más o menos, en esas mismas fechas, Leonardo DiCaprio estaba leyendo el libro de Abagnale. Mientras rodaba Gangs of New York (2001) le llegó el guión de Jeff Nathanson y decidió protagonizar la película. En ese momento, no podía imaginarse que Spielberg pudiera estar interesado en dirigirla y así fue como habló con Gore Verbinski para el puesto. No obstante, Verbinski se decantó por otros proyectos al alargarse el rodaje de Gangs y fue entonces cuando entró el sueco Lasse Hallstrom, quien había trabajado con DiCaprio en ¿A Quién Ama Gilbert Grape? (What's Eating Gilbert Grape, 1993). Sin embargo, en julio de 2001 dejó el proyecto. Spielberg había leído el guión de Nathanson meses atrás y decidió convertirse en productor de la película mientras rodaba Minority Report. Tras la marcha de Hallstrom, consideró la opción de Milos Forman y Cameron Crowe para la silla de director aunque en última instancia:
"Acababa de rodar Minority y estaba sumido en la oscuridad después de haber dirigido dos películas de ciencia ficción bastante sombrías de forma seguida. Me pareció que Catch Me if You Can era un soplo de aire fresco y significaría para mí un cambio radical, cosa que ya hice antes con Jurassic Park y Schindler's List. Me gusta hacer este tipo de cambios, en un sentido u otro. Así que decidí pasar de la oscuridad de Minority a la luz de Catch. Estaba ante una oportunidad de cogerme unas vacaciones creativas y pasarlo en grande dirigiendo a un actor joven como Leo a quien llevaba años siguiendo y admirando."
Di Caprio, por su parte, había iniciado una nueva etapa en su carrera caracterizada por un mayor trabajo en la preparación de los personajes. El reto que le suponía interpretar al hombre más joven jamás perseguido por el FBI requería conocer directamente al propio Frank Abagnale. En las conversaciones con su alter-ego real, DiCaprio le preguntó cómo se sentía cuando delinquía. El actor le seguía por todas partes con una grabadora y registraba todas las conversaciones en un intento de radiografiar las diferentes aristas del personaje. La conclusión a la que llegó es que Abagnale era un auténtico encantador de serpientes. Seducía de forma inconsciente haciendo uso de un poderoso carisma que le confería seguridad y credibilidad ante los ojos de los otros. Él se divertía con sus estafas y aprovechaba las oportunidades para conocer mujeres y vivir cómodamente. Siempre supo que todo ello se acabaría pero sus andanzas le alentaban y no hallaba la forma de parar. DiCaprio se propuso trasladar todo ello a la pantalla e incluso incorporó la sutileza a la hora de cambiar el acento para parecer más fiable o para aparentar un nivel más alto en la escala social.
Con un actor protagonista tan hipermotivado, Spielberg montó una producción en la que iba a disfrutar de forma constante. Situarse en el marco temporal de los años sesenta le interesaba especialmente porque también suponía regresar a la época apasionante en la que realizó sus primeros pasos como director. Necesitaba un diseño de producción que recuperara lo mejor de la estética sesentera en un marco glamuroso y brillante que reflejaría un periodo de inocencia entre las clases altas de la sociedad norteamericana. Todo ello se lo brindó el espléndido trabajo de Jeannine Oppewall (responsable de títulos como L.A. Confidential y Pleasantville) creando escenarios y entornos que, al ser analizados con detenimiento, vemos que han sido la inspiración para el diseño de producción en proyectos televisivos como Mad Men o Pan Am. Todas las películas posteriores cuyo marco de acción se desarrolla en ambientes parecidos, son deudoras de esa nueva frontera que Oppewall fue capaz de abrir en Catch Me If You Can.
"Leo tenía unos ojos tan pillos e inteligentes, tenía un fantástico estilo de presentación. Frank se salía siempre con la suya gracias en un 80% a la forma de presentarse y solo en un 20% a la imaginación. Todo es la forma de presentarse."
Con un actor protagonista tan hipermotivado, Spielberg montó una producción en la que iba a disfrutar de forma constante. Situarse en el marco temporal de los años sesenta le interesaba especialmente porque también suponía regresar a la época apasionante en la que realizó sus primeros pasos como director. Necesitaba un diseño de producción que recuperara lo mejor de la estética sesentera en un marco glamuroso y brillante que reflejaría un periodo de inocencia entre las clases altas de la sociedad norteamericana. Todo ello se lo brindó el espléndido trabajo de Jeannine Oppewall (responsable de títulos como L.A. Confidential y Pleasantville) creando escenarios y entornos que, al ser analizados con detenimiento, vemos que han sido la inspiración para el diseño de producción en proyectos televisivos como Mad Men o Pan Am. Todas las películas posteriores cuyo marco de acción se desarrolla en ambientes parecidos, son deudoras de esa nueva frontera que Oppewall fue capaz de abrir en Catch Me If You Can.
En cuanto al vestuario, Spielberg quería trabajar desde hacía tiempo con Mary Zophres. Finalmente, la habitual colaboradora de los hermanos Coen estuvo disponible y su extraordinario nivel de excelencia quedó sublimado con un diseño de vestuario que, en el caso de Abagnale, progresa en paralelo a la evolución del personaje. En cuanto a la dirección de fotografía, Spielberg y Janusz Kaminski cambiaron la oscuridad de A.I. y Minority Report por una imagen basada en los colores primarios. La fotografía debía enaltecer la imagen del glamour sesentero y la vistosidad del vestuario. Se trataba de una película muy basada en la estética: peinados, maquillaje, ropa, y estilo en general.
El estilo visual correspondería a todo ello y siempre trataría de divertirse con el espectador. No buscaría ponerse demasiado serio para poder crear un mundo que fuera algo idealista. La luz refleja eso y facilita el colorismo. Aunque la película tiene un argumento de fondo muy serio está salpicada con notas de humor y escenas raras y cómicas. Ese era el tono de tragicomedia que destilaba el guión de Jeff Nathanson y el director quería trasladarlo de forma íntegra a la pantalla.
"Janusz y yo mantenemos una excelente relación profesional. Doy gracias también por contar con Michael Kahn, que ha montado todas mis películas excepto tres, y John Williams, que ha compuesto la música en casi todos mis proyectos. Y ahora Janusz que, con Catch Me If You Can, ha terminado su séptima película conmigo. Pero más allá de la relación laboral lo que más me conmueve es que tenemos una profunda amistad personal y eso ha contribuido a entendernos mejor en cada cosa que hacemos. Yo sitúo la cámara, elijo el objetivo y bloqueo las escenas con la cámara. Pero Janusz pinta cada toma según el guión y el momento. Las escenas le están afectando, así que es muy consciente de la historia. Y con Catch, que es un postre muy optimista, no queríamos irnos con un toque de penumbra bajo y oscuro. Por contra, es muy brillante y colorista, con mucha luz en los rostros y en los ojos directamente. Para Janusz y para mí supone un gran cambio respecto a lo realizado antes."
La película se organizó con un plan de rodaje muy intenso. Se filmó en sólo 52 días repartidos entre el 7 de febrero y el 12 de mayo de 2002. En este calendario tan intenso llegaron a utilizarse 147 localizaciones del área de Los Angeles, New York, New Jersey, Quebec City y Montréal. Spielberg siempre ha destacado por la rapidez en sus rodajes pero, en este caso, subió un peldaño más al lograr que su equipo fuera capaz de cambiar de localización hasta tres veces en un mismo día. Pero los compromisos de Leo DiCaprio restringían el horizonte de filmación y, debido a ello, el director reconoció que nunca había trabajado tan rápido en toda su vida. Sin embargo, esa velocidad era necesaria para una película caracterizada por acontecimientos muy rápidos que impregnan constantemente la película. El guión está compuesto por la unión de pequeñas escenas que requerían muchos cambios de ubicación. Se trataba de un libreto muy dinámico y la energía que se generaba en el set de rodaje, por el esfuerzo físico y logístico que era necesario al pasar de un lugar a otro, era justamente lo que interesaba para dotar del ritmo necesario al film. Leonardo DiCaprio hablaba así del ritmo de rodaje:
"Es la película más rápida en la que he trabajado. Estuve con la gripe durante parte del rodaje porque no tenía tiempo para recargar pilas. Estábamos siempre moviéndonos. Era como una compañía de teatro. Íbamos haciendo cosas a diario y de viaje a un nuevo lugar. Este ritmo frenético dio a la película mucha vida y energía."
Spielberg añade:
"Al movernos con rapidez, captamos el espíritu de la película. La cinta se desarrolla a toda velocidad. Esa energía llegó a los actores, a la narración, al modo de moverse de la cámara. Parece que la película está rodada a cámara rápida. En muchos momentos, recordé mis inicios en la televisión, cuando todo iba muy rápido porque teníamos calendarios extremadamente ajustados."
"Alguien puede pensar que la velocidad podía alterar la labor creativa. Pero eso no podía ocurrir porque disponíamos de un gran equipo que realizaba un gran trabajo logístico mientras yo podía centrarme en los actores y sacar lo mejor de ellos. Leo tenía el mayor tiempo en pantalla y comprobé que es muy inventivo y creativo, incluso más que yo. Le encanta ver las tomas repetidas y a veces pedía hacer una más. Y era entonces cuando se soltaba más aún y ofrecía unos registros impresionantes. La mayor parte de esas tomas extras están en la película."
El agente del FBI que persiguió y finalmente detuvo a Abagnale no aceptó prestar su nombre real para la adaptación. Jeff Nathanson creó a Carl Hanratty basándose en algunas características del agente real y reforzó el sentido de "figura paterna" que acaba representando para Abagnale. El agente siempre tuvo en cuenta que estaba persiguiendo a un chaval que había tomado una mala senda y luchó por conseguir su extradición cuando comprobó las precarias condiciones de vida que debía sufrir en las cárceles francesas. Spielberg vislumbró la posibilidad de volver a trabajar con su gran amigo Tom Hanks y le ofreció el personaje ya que era idóneo para el tipo de naturalidad cotidiana que éste imprime en sus interpretaciones.
"Tom es uno de los pocos actores que mantienen esa naturalidad de los clásicos como Henry Fonda, Spencer Tracy o James Stewart. Ellos siempre daban la impresión que el guión les salía de dentro, que lo iban improvisando con cada palabra que pronunciaban, con cada gesto y mirada. Tom comparte esta noble característica y siempre lo pone fácil para el director y para sus compañeros."
Hanks quedó cautivado por un personaje que era un antagonista con tendencia protagónica. Este tipo de papel, que está más en la recámara pero que no por ello reduce su importancia, le ofrecía una oportunidad nueva en su carrera. Además, quería explotar el hecho de que Hanratty sabía que Abagnale era un crío y, por consiguiente, no quería castigarle sino hacer que parara. En el camino para conseguirlo se hace evidente que, tanto uno como otro, pagan con la soledad la dedicación a sus actividades y ese es otro lazo que une a esta curiosa pareja de perseguidor y perseguido.
Frank Abagnale senior era un hombre muy cariñoso y un buen padre de familia que no tuvo suerte con sus negocios. Tras la escapada de Frank junior ya no volvieron a verse puesto que el padre murió mientras el joven Abagnale estaba en prisión. Jeff Nathanson decidió crear un subargumento para aumentar la tensión dramática y definir más al protagonista demostrando que, a pesar del divertimento y el dinero, éste era un chico que añoraba el hogar perdido. Spielberg admiraba a Christopher Walken desde El Cazador (The Deer Hunter, 1978) y no dudó a la hora de contratarle cuando Walter Parkes le informó que estaba disponible. Walken realiza un gran trabajo y destaca especialmente en la secuencia de la comida donde afloran sus sentimientos y llega a emocionarse e incluso a llorar cuando recuerda cómo conoció a su mujer al final de la Segunda Guerra Mundial. A pesar de las fantasías y los juegos que utiliza su padre para salirse con la suya, la película subraya la gran admiración que Frank siente por él.
Para dar vida a la madre de Frank, Paula, Spielberg quería ceñirse a la realidad y contratar a una actriz francesa. Conocía el trabajo de Nathalie Baye a través de las películas que había rodado con François Truffaut. Pero había otras candidatas interesantes así que se puso en contacto con su amigo y compañero de generación, Brian De Palma, para pedirle que dirigiera unas audiciones con varias actrices en París, donde el realizador de Scarface residía desde hacía años. Las pruebas de cámara rodadas por De Palma fueron estudiadas pero no variaron el interés inicial por Baye.
Spielberg tenía otro actor de referencia en su lista de pendientes. Se trataba de Martin Sheen a quien quería ofrecer el papel de Roger Strong, el hombre que está a punto de convertirse en el suegro de Abagnale y que le introduce en el mundo de la abogacía aun sabiendo que las historias que éste explica pertenecen más a la imaginación que a otra cosa. Sin embargo, ve en él una naturaleza noble y confía en que puede hacer feliz a su hija. El director no pensaba que fuera posible contar con él porque trabajaba en el intenso rodaje de la multipremiada serie de televisión El Ala Oeste (The West Wing, 1999-2006). Sin embargo, el showrunner de la serie, John Wells, cooperó al máximo y liberó la agenda de Sheen lo suficiente para que pudiera estar presente en los días que se requerían. El actor tenía una gran ilusión por trabajar con Spielberg y siempre destaca que su carrera queda marcada por tres grandes: Terrence Malick en Malas Tierras (Badlands, 1973), Francis Ford Coppola en Apocalypse Now (1979) y, ahora, Spielberg con Catch Me If you Can.
DiCaprio aportó constantemente al proceso creativo y una de sus intervenciones más reseñables se produjo cuando detectó que el guión no incluía uno de los momentos que más le habían gustado en el libro original. Se trataba del divertido momento que se produce cuando Abagnale llama la atención de un presunta modelo que resulta ser una prostituta de lujo. Ella trata de sacarle el máximo dinero posible pero, en estos temas, él le lleva ventaja. Spielberg dirige la escena de forma brillante, aprovechando al máximo el talento natural de DiCaprio y el de una actriz que le había llamado la atención con la serie Alias (2001-2006). Se trataba de Jennifer Garner. El público asiste con sorpresa a un juego de intenciones que acaba de la mejor manera para el protagonista. El director sabía que era difícil poder contar con ella pero solo la necesitaba un día y fue posible rodar la secuencia en el Hotel Ambassador de Los Angeles, pocos años antes de que fuera demolido. El clásico de Dusty Springfield, "The Look of Love", complementa la puesta en escena.
En la película también podemos ver, en breves papeles, a las prometedoras Elizabeth Banks y Ellen Pompeo, además de Frank John Hughes (el sargento Bill Guarnere en Band of Brothers), Brian Howe, Chris Ellis, John Finn y el veterano James Brolin.
Es importante reseñar que la secuencia previa a este casual encuentro permite a Spielberg hacer una referencia sensacional a una franquicia que idolatra desde joven: 007. Abagnale ve Goldfinger (1964) en el cine y puede permitirse hacerse un traje a medida exactamente igual al que lucía Sean Connery y conducir un magnífico Aston Martin DB5.
Con Catch Me If You Can, Spielberg encuentra un punto de partida que le interesa: el hogar roto. Construye una película con elementos de comedia elegante en el marco de un relato criminal que siempre es visto como lo que fue: la persecución implacable de un joven virtuoso que andaba constantemente tentando al destino. El 90% de la película sucedió de verdad, incluso el concurso televisivo que abre el film, e incluye un fuerte contenido redentor que encaja con las intenciones del director quien tiene la oportunidad de volver a mostrar las consecuencias de un matrimonio roto que, en esta ocasión, se ve complementado por el fracaso profesional del padre. Es propio de la cultura americana dar nuevas oportunidades a aquellos que han delinquido de forma "amable".
El ingenio puesto al servicio de la supervivencia es el motor del devenir de Frank Abagnale y es imposible no quedar seducido con la forma como el realizador nos muestra la evolución del personaje desde una cochambrosa pensión de Manhattan hasta una casa de lujo en las afueras de Atlanta, pasando por la vida glamurosa de un supuesto piloto de PanAm, una compañía que era un símbolo absoluto de modernidad y estilo.. El emblema de poder e influencia de PanAm se convertirá en el objetivo de un chico que, en última instancia, solo pretende reconstruir el hogar perdido. Tanto en el material original como en la película, la idea se centra en reproducir ese componente más íntimo. Las estafas se sitúan en un cierto segundo plano para dejar paso al verdadero leit motiv: la supervivencia. En cualquier caso, Catch Me If You Can fue una gran apuesta en la carrera de Spielberg ya que demostró ser capaz de dotar de equilibrio a una historia que deambula entre drama y comedia. El interés y el ritmo nunca decaen en el marco de una película vitalista y esperanzadora. Un mensaje que estaba impreso en el guión de Nathanson y que llega al espectador de forma muy nítida.
"Algunas de mis películas han tratado de hogares rotos y de gente que huye de su triste pasado. Pero excepto esas piedras de toque, para mí son esos hilos que me hacen decir: ¿sabes?, también hay algo de mí que puedo decir contando esta historia."
Spielberg, DiCaprio, Hanks y el verdadero Frank Abagnale. |
Esta fórmula relativamente nueva en el cine de Spielberg supuso también un reto interesante para John Williams:
"Catch es una desviación estilística respecto a lo que suele hacer Steven. En todos nuestros años de colaboración, no había hecho nada parecido. Para mí, este film ha supuesto un bombón. Es una película desenfadada, entretenida y divertida. Implica cambios musicales importantes. El marco temporal se situaba en los sesenta y parte de la música compuesta tiene el aire de esos años. Me basé mucho en el jazz progresivo y me propuse representar la chulería y la pomposidad a través del saxo tan común en las composiciones de esa época. Para mí fue una interesante regresión personal puesto que yo componía jazz en los cincuenta y sesenta. Para mí fue como cerrar un círculo."
"Buena parte de la música es alegre y juguetona. A medida que el FBI estrecha el cerco la música más jazzística se hace más patente. Por otra parte, cada vez que Frank prepara un nuevo timo la música con tintes mágicos y graciosos le acompaña y se va repitiendo con modulaciones diferentes. Los momentos de tristeza quedan reforzados por el saxo."El tema principal acaba siendo una combinación de los diferentes elementos a modo de obertura clásica y halla su traslación a la pantalla con unos títulos de crédito iniciales que están entre lo mejor que hemos visto en el presente siglo. Es un homenaje directo al trabajo del mítico Saul Bass y recupera un grafismo capaz de situarnos en el marco estilístico que veremos a continuación. Sus creadores fueron Olivier Kuntzel y Florence Deygas de los estudios Nexus Productions y Add a Dog.
La esfera musical de la película se complementa además con canciones emblemáticas de la época como las siguientes: "The Christmas Song", interpretada por Nat King Cole, "You Really Got Me", de The Kinks, "The Girl from Ipanema" de Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes en la versión de Stan Getz con voz del propio Jobim y Astrud Gilberto, y la siempre espectacular "Come Fly with Me", interpretada por Frank Sinatra.
"Recuerdo la experiencia de rodar la película como uno de mis mejores momentos, aunque estuve dos meses enfermo. La considero una de las películas más innovadoras que he hecho. Fue una experiencia muy intensa."Cerramos este capítulo con las palabras de Spielberg:
"Parte de la inspiración para hacer la película fue doble: mostrar que se puede dar un giro de 180 grados a la vida y convertirte en alguien mejor. Pero eso solo ocurre en el tercer acto y no compromete a la película que es básicamente diversión en estado puro. Contiene pasajes dramáticos pero también una tremenda alegría de vivir que es lo que representa para mí la figura de Frank Abagnale. Cuando me preparaba para rodarla recordé mis primeros momentos como director en los que también me disfrazaba de ejecutivo, teniendo dieciséis años, y me colaba cada día en los estudios Universal. Me dejaban pasar los tres meses de verano allí, de lunes a viernes. De algún modo, durante esa época yo era Abagnale. Creo que esa fue una piedra de toque para decirme a mí mismo: puedo meterme en la piel de este chico, puedo entender lo que le pasó."
Precedido por:
Minority Report (2002)
Continúa en:
La Terminal (The Terminal, 2004)