La primera película que llevó el sello
DreamWorks fue el
thriller El Pacificador (The Peacemaker, 1997). La cinta fue dirigida por
Mimi Leder y al frente del reparto estaban
George Clooney y
Nicole Kidman. Pero el lanzamiento definitivo del estudio se produciría con el primer proyecto de
Spielberg para su nueva casa. Inicialmente,
Salvar al Soldado Ryan (Saving Private Ryan) iba a ser el elegido pero, a lo largo de 1996,
Spielberg realizó cambios en su agenda.
Mientras preparaba
The Lost World, la actriz, coreógrafa y directora
Debbie Allen visitó su oficina con un guión que llevaba tiempo intentando hacer realidad. Se trataba de una historia real: la rebelión acaecida en el barco esclavista español
"La Amistad" durante el verano de 1839.
Spielberg no conocía la historia y leyó el guión que venía firmado por
David Franzoni, un escritor que había tenido trabajos ocasionales para el cine y que, al parecer, se había basado en relatos documentados previos para escribir el borrador.
El argumento y calado de la premisa interesó a
Spielberg pero consideraba que el guión debía trabajarse más. Se comprometió con
Debbie Allen para dirigir y producir el proyecto pero lo programó a largo plazo mientras encargaba la reescritura a
Steven Zaillian.
No obstante, cuando se encontraba a punto de empezar el rodaje de
The Lost World, le llegó el borrador de
Zaillian. No esperaba que fuera tan rápido pero conociendo la brillantez que distinguía a su colaborador en
La Lista de Schindler, tampoco se extrañó demasiado. Cuando lo leyó quedó entusiasmado con el resultado y decidió hacer cambios en su
schedule. Finalizaría el rodaje de
El Mundo Perdido en diciembre de 1996 y se mantendría en la post-producción durante pocas semanas porque estaba dispuesto a aprovechar parte de la primera mitad del año en la filmación de
Amistad. Estaba previsto que el rodaje de
Salvar al Soldado Ryan se desarrollara durante el verano de 1997 así que le quedaba un hueco que podía utilizar. Muy pocos directores tienen el poder y la influencia para realizar estos movimientos y poder rodar tres películas en poco más de un año. De alguna manera, tras el descanso que se había concedido,
Spielberg estaba pletórico de energía y quería sentir, aunque fuera por poco tiempo, el ritmo de trabajo que caracterizaba al
Hollywood clásico, donde los directores llegaban a rodar un promedio de dos y tres films por año.
Cuando el rodaje de
The Lost World estaba ya muy avanzado y los decorados estaban totalmente construidos, encargó al responsable de los mismos,
Rick Carter, que empezara a trabajar en el diseño de producción de
Amistad. Paralelamente, dio instrucciones a su equipo de localizaciones para que buscaran enclaves donde rodar los exteriores. Pocos meses después, envió a otro equipo a
Irlanda, Francia e
Inglaterra para que localizaran exteriores de
Salvar al Soldado Ryan mientras
Tom Sanders (Braveheart) asumía el diseño de producción en el film bélico.
Amistad era un proyecto ilusionante que hablaba de derechos inalienables como la libertad y la justicia. Su fuerte contenido dramático devolvía a
Spielberg al terreno de la máxima exigencia y eso es lo que más quería en ese momento de su carrera. En 1839, un grupo de nativos de la tribu
mende en
Sierra Leona, fueron apresados ilegalmente y vendidos como esclavos para las plantaciones del
Caribe. Entre ellos se encontraba
Sengbe Pieh, un hombre con fuertes convicciones que estaba punto de vivir un auténtico calvario. Junto a más de cien cautivos, vivieron hacinados en las bodegas del barco negrero portugués
Tecora mientras cruzaban el
Atlántico. Las pérdidas humanas en ese viaje fueron elevadísimas. Al llegar a la
Cuba española fue vendido, junto a 48 personas más, a los mercaderes
José Ruiz y
Pedro Montez, de la goleta
La Amistad. El 27 de junio zarparon de
La Habana en dirección a otro puerto cubano en la provincia de
Puerto Príncipe. Allí, venderían a los africanos como mano de obra para las plantaciones de azúcar que poblaban la isla.
Pero la noche del 2 de julio,
Sengbe consiguió zafarse de los grilletes y encabezó una rebelión que consiguió tomar el control de la nave matando al capitán,
Ramón Ferrer, y al cocinero de la goleta.
Ruiz y
Montez fueron hechos prisioneros y les ordenaron poner rumbo a
Africa occidental. Pero los españoles aprovecharon sus conocimientos de navegación para engañar a
Sengbe y a los suyos y dirigir la nave en dirección opuesta a la marcada, buscando que algún otro navío español les interceptase. Pero nada de eso ocurrió. La goleta fue dando tumbos hacia el norte durante dos meses y acabó llamando la atención de la guardia costera estadounidense en el litoral de
Long Island.
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Sengbe Pieh (1814-1879). |
Ante la situación que presentaba el navío y las reclamaciones de los españoles, las autoridades estadounidenses condujeron a los africanos a una prisión de
New London (Connecticut) donde, con el paso de los días, pudo llegar asistencia legal e intérpretes gracias a la intervención del empresario abolicionista
Lewis Tappan. Cuando
Sengbe (ahora conocido por el nombre de
Joseph Cinqué) y sus compañeros pudieron explicar su historia, los cargos de motín y asesinato quedaron por debajo de una captura y extracción ilegal. La versión que defendían
Ruiz y
Montez, quienes sostenían que los nativos habían nacido esclavos y eran de su propiedad, se fue diluyendo en un país que contaba con tribunales independientes y que había abolido el tráfico de esclavos hacía más de treinta años. Tras demostrarse que se trataba de personas libres que no habían nacido en plantaciones, los tribunales ordinarios les absolvieron. El ideal de libertad y justicia se imponía a la reclamación de propiedad que reclamaban varias partes, entre ellas el mismísimo reino de
España.
No obstante, la historia no acabó tan pronto. El Presidente de los
Estados Unidos,
Martin Van Buren, ante el temor de comprometer las relaciones internacionales y también debido a la presión de los estados del sur donde la esclavitud era una institución intocable, decidió amparar un recurso ante el
Tribunal Supremo para que se volviera a juzgar el caso. Fue entonces cuando la defensa que hasta el momento había llevado el abogado
Roger Baldwin, se vio reforzada con la entrada en escena del ex-Presidente y ahora congresista
, John Quincy Adams. El veterano hombre de estado era hijo de uno de los padres fundadores de los
Estados Unidos, el Presidente
John Adams, y llevaba tiempo distinguiéndose por su simpatía hacia la causa abolicionista. En su alegato ante los magistrados del
Tribunal Supremo enarboló el derecho inalienable de libertad y recuperó las esencias consagradas en la
Declaración de Independencia y la
Constitución para reivindicar los derechos humanos básicos. Criticó contundentemente a la administración
Van Buren por estar invadiendo el terreno del poder judicial tratando de lograr una sentencia que no soliviantara al
Gobierno de España y aportó como prueba la correspondencia cruzada entre el Secretario de Estado,
John Forsyth, y las autoridades de la corona española.
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Martin Van Buren (1782-1862) fue Presidente de los Estados Unidos entre 1837 y 1841. |
El contexto general era difícil. Aunque los
Estados Unidos se habían fundado sobre los ideales de libertad y justicia, los estados del sur habían mantenido la esclavitud como institución, continuando con un legado que habían instaurado los colonizadores británicos, españoles y franceses en los siglos anteriores. La decisión sobre el caso de
La Amistad podía encender los ánimos en la mitad del país y así se pronunciaron importantes figuras políticas del sur como el ex-vicepresidente
John C. Calhoun. Sin embargo, empezaban a haber muchas voces en el norte que abogaban por romper esa tregua tácita. Debía abordarse un debate en profundidad sobre la indecencia que suponía la esclavitud.
John Quincy Adams era una de esas voces respetadas y algunos incluso llegaban a decir que el temor a una posible guerra civil no podía seguir frenando la discusión.
El
Tribunal Supremo se pronunció en la línea de las sentencias anteriores. Los amotinados de
La Amistad fueron absueltos y pudieron regresar a su tierra. La película incide más de la cuenta en la repercusión interna que tuvo la decisión judicial. En realidad, la polémica se acabó pronto y pasaron veinte años más hasta que la llegada a la Presidencia de
Abraham Lincoln supuso el punto de ruptura definitivo. Sin embargo, el caso de
Cinqué y los suyos sí tuvo un efecto muy importante para la causa abolicionista en los
Estados Unidos. El movimiento de liberación se hizo más fuerte y en los años siguientes se organizó mejor para denunciar las atrocidades que se seguían cometiendo en el sur. Solo les faltaba un líder político que, desde la
Casa Blanca, luchara por ello con toda su fuerza. El momento llegó con las elecciones presidenciales de 1860.
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John Quincy Adams (1767-1848) fue Presidente de los Estados Unidos entre 1825 y 1829. |
Regresando al caso,
Cinqué y el resto de africanos se embarcaron en 1842 con destino a
Sierra Leona. Pero lo que allí encontraron fue un territorio sumido en la guerra civil. La esposa e hijos de
Cinqué habían desaparecido. Probablemente habían corrido el mismo destino que él mismo unos años antes. Poco se sabe de él en los años posteriores, incluso algunas fuentes no suficientemente documentadas le vinculaban al tráfico de esclavos. Tras un paso por
Jamaica regresó, ya anciano, a
Sierra Leona donde falleció en 1879.
Esta potente historia de crueldad, injusticia y necedad conmovió a
Steven Spielberg y le hizo pensar en el hiriente relato de la esclavitud en el continente americano. Decidido a afrontar el proyecto justo después de
The Lost World, inició una pre-producción breve en la que se nutrió del trabajo exhaustivo que habían realizado
Rick Carter en el diseño de producción y
Ruth E. Carter en el vestuario, basándose en el asesoramiento histórico por parte de expertos.
Spielberg trabajó bastante más el apartado de casting. La responsable del área,
Victoria Thomas, debía buscar a actores con raíces africanas para dar vida a los sublevados de
La Amistad. Encontrar a un gran
Cinqué era tarea difícil pero la responsable de casting impresionó a
Spielberg con la propuesta de
Djimon Hounsou. Nacido en
Benín, emigró a
Francia, junto a su hermano, cuando contaba trece años. Poco después, dejó la escuela y fue un
sin techo durante algún tiempo. El encuentro fortuito con un fotógrafo cambió su vida ya que éste le propuso iniciar carrera como modelo y le introdujo en el mundo de la moda de
París. Convertido ya en un hombre de éxito se trasladó a los
Estados Unidos donde intervino en videoclips musicales y debutó como actor en películas de baja repercusión y en pequeños papeles en series de televisión. Tras disponer de un rol secundario en
Stargate (1994), su perfil pasó a las bases de datos de las agencias de casting más influyentes.
"No podíamos hacer esta película sin un gran Cinqué. Debia ser alguien fuerte físicamente pero también disponer de una gran capacidad para expresar sentimientos dramáticos. Era un reto difícil pero cuando Victoria Thomas me presentó a Djimon quedé impresionado. Hicimos una prueba y ví en él la fuerza que necesitábamos y también la dignidad y la ira que debía mostrar. Su voz profunda impresionaba. Era un auténtico líder."
Con
Djimon Hounsou a bordo,
Spielberg se dedicó a configurar un reparto principal que correspondiera a la épica del relato que estaba dispuesto a contar. El papel del abogado
Roger Baldwin había sido rejuvenecido en el guión con respecto al personaje real. Y para darle vida, el director contrató al mejor intérprete de la nueva generación:
Matthew McConaughey. Recién salido del set de
Contact, el tejano se incorporó al plató de
Amistad en lo que fue una buena época de papeles para él.
Spielberg quería contar con el gran
Morgan Freeman en esta película. En principio iba a interpretar a
James Covey, el intérprete de
mende, pero acabaron viendo que sería mejor el del empresario abolicionista
Theodore Joadson, un antiguo esclavo de
Georgia que consiguió escapar al norte y, con el tiempo, había escalado posiciones socialmente hasta convertirse en un respetado hombre de negocios. Este papel fue creado expresamente para la película pues no existió en la realidad. En cuanto al personaje de
Covey,
Victoria Thomas también consiguió un auténtico hallazgo puesto que se fijó en el británico
Chiwetel Ejiofor. El prometedor actor debutó en el cine con
Amistad y posteriormente ha ido avanzando en su carrera hasta convetirse en un intérprete muy solicitado.
Para dar vida al ex-Presidente
John Quincy Adams,
Spielberg obtuvo el sí de uno de los mejores actores del panorama cinematográfico:
Sir Anthony Hopkins. Poco después de haber interpretado a
Richard Nixon se le presentaba la oportunidad de encarnar a otro Presidente aunque en esta ocasión mucho más desconocido para el gran público. Como no podía ser de otra forma, la interpretación de
Hopkins resultó brillante. En la secuencia donde presenta el caso ante el
Tribunal Supremo fue capaz de recordar las siete páginas de su texto sin necesitar corte alguno. Hizo las diferentes tomas de cámara a la primera.
Spielberg quedó tan impresionado que no pudo llamarle
Tony a partir de ese momento. Lo único que le salía era
Sir Anthony.
En cuanto al presidente
Martin Van Buren,
Spielberg pudo contar con otro actor británico de postín:
Nigel Hawthorne. Aunque su presencia en pantalla es limitada, resulta muy creible dando vida a un líder con pies de barro, permanentemente amenazado por la sombra de la secesión y la Guerra Civil. Aunque la película comete el error de mostrarlo haciendo campaña electoral a bordo de un tren, algo que en esa época aún no se realizaba, cumple en cuanto a la caracterización de la figura histórica y a sus juegos de equilibrios para contentar a los vecinos del sur. Unas maniobras que, dicho sea de paso, fueron habituales entre los Presidentes americanos hasta la ruptura que supuso
Lincoln.
El guión incluía casi setenta personajes con diálogo. Ante esta enorme suma de intervenciones, el director necesitó un reparto amplio de grandes secundarios que mantuvieran el nivel interpretativo de los cabezas de cartel. Así encontramos a
Stellan Skarsgard como
Lewis Tappan, Jeremy Northam, David Paymer, Peter Firth, Allan Rich, Xander Berkeley, Austin Pendleton y
Ralph Brown, entre otros. Además,
Spielberg volvió a contar con dos actores que había tenido a sus órdenes en
The Lost World: Pete Postlethwaite dio vida al Fiscal
William Holabird y
Arliss Howard interpretó a
John C. Calhoun en una trascendental secuencia que muestra la debilidad de
Van Buren ante la causa sureña.
En el bando español, la película cuenta con varios intérpretes latinoamericanos:
Pedro Armendáriz Jr. como el General
Baldomero Espartero, Tomás Milián dando vida al Embajador
Ángel Calderón de la Barca, Geno Silva como
José Ruiz y
John Ortiz en el papel de
Pedro Montes. El español
Imanol Arias debía ser quien interpretara al Embajador
Calderón pero un retraso en la concesión del permiso de trabajo en
Estados Unidos impidió su participación. El breve papel de la joven y caprichosa Reina
Isabel II de España fue interpretado por la canadiense
Anna Paquin, ganadora del
Oscar por
El Piano (The Piano, 1993).
La película empezó a rodarse el 18 de febrero de 1997. Las localizaciones exteriores corresponden a varios lugares de
Nueva Inglaterra: el puerto de
Mystic (Connecticut), Providence (Rhode Island) donde se rodaron los exteriores del supuesto
Capitolio de
Washington D.C., y
Newport (R.I.) donde se construyó el exterior de la prisión y se utilizó la
Colony House para las secuencias que transcurren en los tribunales ordinarios. El Parlamento de
Massachusetts, en
Boston, sirvió para ilustrar las secuencias que transcurren en el interior de la
Cámara de Representantes, donde
John Quincy Adams sigue practicando el juego de la alta política con un enfoque muy particular. Además, dos goletas fueron recreadas como
La Amistad y se rodaron tomas con ellas en la costa de
Connecticut y también en el litoral californiano, cerca de
San Pedro, en
Los Angeles. Los interiores se grabaron en los
Sonalyst Studios de
Waterford (Connecticut), en la Marble House de
Newport (Rhode Island) y en los
Universal Studios de
Burbank donde se rodó la secuencia nocturna que da inicio al film y que nos muestra la rebelión a bordo de
La Amistad. El tanque de agua de los estudios permitió realizar todos los efectos de lluvia necesarios sin las dificultades propias del mar. Esta fue una condición expresa de
Steven Spielberg ya que no ha aceptado rodar secuencias técnicamente complejas, a mar abierto, desde la experiencia en
Tiburón (Jaws, 1975).
Para reforzar el sentido histórico y trágico de la película,
Spielberg y
Janusz Kaminski decidieron inspirarse en las obras de
Francisco de Goya para iluminar las secuencias interiores en los tribunales y la prisión. Así pues, vemos emisión de luz muy potente en segundo término que provoca un ambiente rugoso y lúgubre en los planos cortos, con poca variedad cromática.
A finales de abril, el equipo se trasladó a la antigua ciudadela de
San Juan (Puerto Rico) para rodar las tomas en
La Habana y las secuencias ambientadas en
Sierra Leona y en la fortaleza esclavista de
Lomboko. El 30 de abril, la filmación principal se dio por concluida.
Amistad es una película que genera sensaciones opuestas. Por un lado, está bellamente rodada y caracterizada. Dispone de buenas interpretaciones y recrea un hecho verídico combinando la elegancia en la puesta en escena con la necesaria contundencia gráfica para ilustrar la violencia y crueldad intrínseca al cautiverio y transporte de los africanos. Hay momentos, en el navío portugués
Tecora, que destacan por la expresión macabra y realista de los hechos que acaecieron. Estamos ante una denuncia expresa de la tiranía inmisericorde que representaba la esclavitud. La película no anda escasa de contundencia en ningún momento. Además, explicar lo sucedido en un
flashback, añade más dramatismo porque cuando
Cinqué puede empezar a comunicarse con
Baldwin, brotando el germen de la conciliación, la narración se sume en la oscuridad al representar los brutales hechos que padecieron los supervivientes de ese mortal viaje por el
Atlántico.
Cinqué representa esos ideales de jusiticia y libertad que están implícitos en la base doctrinaria de los
Estados Unidos. Pero la complejidad de las relaciones políticas y el difícil contexto histórico llega a poner en duda el principio básico más fundamental y la primera institución del Estado consigue reabrir un caso ya resuelto para contentar a las otras partes implicadas, tanto dentro como fuera del país. Por tanto, el film plantea las deficiencias de la Democracia como sistema político aunque la feliz resolución del caso deja también algo muy claro: en
Estados Unidos, el poder judicial es completamente independiente y los intentos de influir, aunque vengan desde las más altas instancias, no logran nunca su objetivo. Sin embargo, en esa misma época, el Reino de
España era un modelo de Estado caciquista, absolutista y caótico, con unos tribunales al servicio exclusivo del poder mientras se construía una sociedad desigual en que los derechos individuales y colectivos de los ciudadanos eran pisoteados una y otra vez.
Sin embargo, dejando de lado el relato histórico que, como es habitual, siempre se concede algunas licencias artísticas, la película carece de la máxima trascendencia porque su narración es tan pulcra que se asemeja demasiado a un documental. El propio Spielberg se manifestó en este sentido: