Superman ha sido interpretado por nueve actores a partir de que apareciera en el Action Comics número 1 de 1938. George Reeves fue el segundo de ellos, precedido por Kirk Alyn y seguido por Christopher Reeve.
Nacido en
1914, George Reeves (su verdadero nombre era George Keefer Brewer) fue un actor
estadounidense de cine, teatro y televisión cuya trayectoria artística comenzó
en Pasadena (con la compañía Pasadena Playhouse), en un teatro de larga
trayectoria donde llevó a cabo papeles prominentes disponiendo de sus primeras oportunidades
como protagonista. Su carrera
cinematográfica comenzó prometedoramente en 1939, con su
participación en la mítica Lo que el Viento se Llevó (Gone with the Wind), donde interpretaba
a uno de los pretendientes de Scarlett O’Hara (Vivien Leigh). Era
un papel menor puesto que él y Fred Crane aparecían en la película con el cabello
teñido de rojo brillante como los gemelos Tarleton, en las escenas iniciales de
la cinta.
Fred Crane, Vivien Leigh y Reeves en Gone with the Wind. |
Fue en esa
época cuando mantuvo conversaciones con el director Mark Sandrich para
diferentes proyectos en ciernes: en 1943 encontramos el primero de ellos, ya
que el director lo contrató para el papel del teniente John Summers en el drama
bélico Sangre en Filipinas (So Proudly We Hail!) junto a Claudette Colbert, Veronica Lake y Paulette Goddard. El film, todo un
éxito tanto en taquilla como en crítica, le otorgó reconocimiento,
obteniendo una considerable difusión. Desgraciadamente, esta colaboración
fructífera no pudo ir más allá ya que, estando Reeves en servicio, Sandrich
murió y el resto de proyectos nunca se llevaron a término, impactando negativamente a su carrera. Torrid Zone, The Fighting 69th y The
Strawberry Blonde fueron algunas de las otras películas en las que participó también
en aquella época. Anteriormente, había protagonizado, junto a Merle Oberon, el ambicioso proyecto Lydia (1941) aunque fue un fracaso de taquilla de tal magnitud que la Warner Brothers
rescindió su contrato inmediatamente.
Después de
estos sucesos, Reeves pasó a trabajar con la Twentieth Century Fox, donde
participó también en diversas películas de bajo presupuesto. Son de esta época
sus cinco westerns de “Hopalong Cassidy”, una serie de gran éxito de la década
de los 40, en la que también coincidió con Ellanora Needles, con quien estuvo
casado nueve años.
Pero fue su papel de Hombre de Acero el que le dio la verdadera fama en la exitosa serie de televisión “Adventures of Superman”, convirtiéndose en una de las primeras figuras importantes de los inicios del mundo televisivo en EEUU.
Junto a Phyllis Coates, quien interpretó a Lois Lane en la primera temporada. |
Esto
último se debía a que, en 1951, había empezado a mantener una relación
sentimental con Toni Mannix, casada a su vez con el oscuro gerente de MGM,
Eddie Mannix. Solo una
vez habló mal Reeves de Superman, al referirse a él como el "traje de mono al
que estoy atrapado”. Fue en la primera reunión que tuvieron Reeves y Jack
Larson (Jimmy Olsen en la serie “Las aventuras de Superman) a raíz de una
conversación que tuvieron sobre la actuación del primero en “So Proudly We
Hail!”. Tal y como cuenta Larson en el
documental “Look, Up in the Sky: The Amazing Story of Superman”, Reeves se
lamentaba de que la muerte de Mark Sandrich había impedido la realización de proyectos de más calibre y le había condenado a una carrera muy diferente a la que deseaba.
Toni Mannix |
A lo largo de los 104 capítulos de la serie, se cuenta que Reeves siempre fue muy caballeroso con todo el mundo y que le encantaba hacer bromas. Durante las dos primeras temporadas, Reeves pudo participar en las películas Forever Female y Gardenia Azul (The Blue Gardenia), de Fritz Lang (ambas de 1953). Su fama a raíz del mítico superhéroe le valió una llamada para unirse al elenco de la obra maestra De Aquí a la Eternidad (From Here to Eternity, 1953) pero, para su desgracia, sus escenas fueron eliminadas del producto final. Esta sucesión de hechos le hicieron darse cuenta de que la serie le impedía centrarse en otros proyectos que no estuvieran ligados a ella y que obstaculizaban su carrera profesional, lo que le hizo tomar una drástica solución. Después de las dos primeras temporadas, expresó su descontento por la carga absorbente de su papel protagonista y el bajo sueldo que percibía a cambio, decidiendo finalmente dejar la serie y retomar su carrera artística. Esa decisión precipitó que los productores buscaran a otro protagonista (se rumoreó que le ofrecieron el papel a Kirk Alyn, que ya lo había interpretado en dos ocasiones) dejando a Reeves fuera de la serie que le había dado la fama a la edad de 40 años.
Reeves y Lucille Ball. |
En 1957, junto con otros músicos, salió de gira por EEUU llevando
a cabo un exitoso show en el que los niños podían ver en directo a Superman.
Todos estos
trabajos, aunque agradecidos por él, no le reportaban suficientes ganancias y
era frecuente oírle decir a sus allegados que tenía problemas financieros.
Intentó llevar adelante numerosos proyectos pero, por razones económicas o de
falta de patrocinadores o productores, jamás los pudo ver realizar. Si quería
ganarse la vida mínimamente, tenía que volver a interpretar a Superman, como si
su vida estuviera ligada inexorablemente a este personaje.
El éxito de
la serie le hizo posible ganar, en la última temporada, 2500 dólares por
capítulo, una cifra considerable para la época, haciendo que aceptara firmar
por una temporada más, la quinta. Pero, desgraciadamente, ésta no llegó a
rodarse nunca.
El informe
del Departamento de Policía de Los Angeles, de junio de 1959, hace constar una herida de
bala en su cabeza, en el hueso temporal, cuando contaba solo 45 años de edad.
La casa de Reeves en el 1579 de Benedict Canyon drive. |
El cuerpo fue hallado en su dormitorio, en el piso de arriba de la casa que poseía en Benedict Canyon. 56 años más tarde, siguen sin esclarecerse las razones de su muerte, especulando entre un suicidio o un asesinato.
Reeves y Leonore Lemmon, poco tiempo antes de la muerte del primero. |
A partir de aquí, las contradicciones se empezaron a suceder. En primer lugar, estaban las versiones distintas de que Lemmon y Reeves no habían estado en ningún restaurante. A continuación, se supo que la policía había tardado una hora en presentarse en casa del actor después del disparo, hecho que había sucedido por la tardanza de los presentes en llamar. Ni Lemmon ni los demás se disculparon por tal tardanza después de haber escuchado el disparo ya que se dedujo que estaban bajo los efectos de un shock. El estado de embriaguez de todos ellos era más que patente y fue imposible obtener declaraciones coherentes de ninguno de ellos. En declaraciones posteriores a la policía, Lemmon admitió que, en el transcurso de la fiesta, hizo el comentario ligero de “Oh, probablemente ahora va a ir y se va a pegar un tiro”, en alusión al momento en que Reeves había vuelto a ir a su habitación enfurecido.
En
investigaciones no oficiales encargadas por la madre del actor al abogado Jerry
Geisler y a la agencia de detectives Nick Harris, se descubrieron los siguientes tres hechos más que
sospechosos: el arma con la que supuestamente se había suicidado no tenía
ninguna huella digital (ni siquiera las de Reeves), el casquillo de la bala fue
encontrado bajo el cuerpo del actor y se detectaron dos agujeros de bala en el piso donde el actor tenía su habitación, justificados por
Lemmon como que ella ese mismo día los había disparado accidentalmente. Estas
averiguaciones lograron frenar la cremación del cadáver pero jamás consiguieron
demostrar nada que se opusiera a la resolución de la policía.
Aun con
estas evidencias, la investigación oficial del caso jamás cambió el veredicto y
se llegó a la conclusión de que la muerte había sido por suicidio.
En
distintos medios de la época, Lemmon fue declarando que Reeves se había
suicidado por su “fallida carrera” y por la imposibilidad de encontrar otros
trabajos.
El
testamento de Reeves fue a parar íntegro a Toni Mannix ante una sorprendida
Lemmon, que declaró: “Toni obtiene una casa para caridad y yo un corazón roto”. Por
otra parte, la madre de Reeves afirmó en distintos medios que no era cierto que
su hijo se fuera a casar con Leonore Lemmon, tal como esta afirmaba.
Fueron
muchas las personas que dudaron de la idea del suicidio y expertos en el tema,
ya en años posteriores, han puesto en duda la versión oficial ya que no se encontraron residuos de pólvora de la pistola en la piel del actor. La policía argumentó en su momento que la
pistola estaba recubierta por mucho aceite, lo que hacía imposible fijar
ninguna huella dactilar. Por otra parte, el análisis de residuos de disparo en
la piel era una prueba aun novedosa para el Departamento de Policía de Los
Ángeles en 1959, por lo que no se pueden obtener pruebas irrefutables por esta
vía.
Otra tesis que se barajó en su momento, de manera extraoficial en su biografía “Hollywood Kryptonite”, fue la de que fue asesinado por orden de Toni Mannix como venganza por su ruptura o por el marido de ésta, al enterarse de la relación de su esposa con Reeves. Este hecho se dramatizó en la película de Allen Coulter titulada Hollywoodland (2006), protagonizada por Ben Affleck (Reeves), Diane Lane (Toni Mannix), Robin Tunney (Leonore Lemmon), Bob Hoskins (Eddie Mannix) y Adrien Brody (como el personaje ficticio Louis Simo, basado en el detective Milo Speriglio). En la cinta se abordan tres posibles conclusiones: homicidio involuntario por parte de Lemmon, asesinato por orden de Toni o Eddie Mannix y suicidio.
En 1999 se volvió a hablar de la muerte de
Reeves en distintos programas sobre casos no resueltos en EEUU (“Unsolved
Mysteries”, “Mysteries and Scandals”) en los que el publicista Edward Lozzi
decía tener pruebas de que Toni Mannix, en una confesión a un sacerdote
católico, había afirmado ser la causante de la muerte del actor. Sin embargo,
Jack Larson dijo que en el momento en que Toni le había hecho estas
declaraciones a Lozzi ella ya se encontraba en una fase avanzada de su
enfermedad, con lo que su declaración no podía ser tomada en cuenta.
Fuera
suicidio o muerte bajo circunstancias sospechosas, el fallecimiento de George
Reeves conmocionó al público de tal manera que se llegó a generar la leyenda
urbana de que el actor había muerto al intentar volar creyendo que había
adquirido realmente los poderes del superhéroe.