1946, ciudad de Nueva York. Peggy Carter (Hayley Atwell) se ha trasladado a la oficina central de la SSR (Strategic Scientific Reserve), la organización para la que trabajó durante la guerra en Europa y la misma que amparó los estudios del doctor Abraham Erskine sobre el suero de super-soldado.
Pero todos sus logros y el trabajo conjunto realizado con el Capitán América solo le han valido un puesto administrativo y el escepticismo de la mayor parte de los agentes por su condición de mujer en un trabajo que consideran eminentemente masculino.
Peggy se enfrenta pues a los rigores de una época en la que las mujeres liberadas y con iniciativa no abundan demasiado. Sin embargo, los injustos prejuicios solo son una parte de su presente ya que el poderoso industrial Howard Stark (Dominic Cooper) sigue considerándola un valor incuestionable y está decidido a confiarle la investigación entorno a una serie de inventos que han sido misteriosamente sustraídos de sus instalaciones. Apoyada por el mayordomo de Howard, Edwin Jarvis (James D'Arcy), la agente Carter tratará de hacer compatible el burocrático trabajo en la SSR con su agenda oculta a las órdenes de Stark. No obstante, los recuerdos de los momentos vividos con Steve Rogers y los fuertes sentimientos que le unían a él, no dejan de turbarla e impiden, por el momento, que pueda plantearse una relación con otro hombre.
El Marvel Cinematic Universe sigue ampliándose en una época apasionante. Un personaje interesante como Peggy Carter, introducido en Captain America: the First Avenger (2011), podía abrir un nuevo camino y llenar un hueco en el timeline de la "Casa de las Ideas". Tras ver los dos primeros episodios de esta reducida temporada, es evidente que este show se distancia de la superficialidad y falta de sustancia de la primera serie de Marvel Studios: Agents of SHIELD. Estamos ante un proyecto sustentado en la enérgica interpretación de Hayley Atwell y en la maravillosa puesta en escena, rebosante de sofisticación y elegancia. La propuesta, además, se ve reforzada por un acertado uso del swing de las big bands y por unas divertidas cuñas de radio sobre las hazañas de un personaje que impregna el alma de la serie. A partir de estos pilares, Agent Carter nos presenta una trama deudora del género negro más popular, incluyendo concomitancias indudables con otros clásicos del cómic de época como The Shadow, The Spirit o The Phantom.
A la fascinación por una estética se añade una trama resultona, plagada de acción, y que promete un interesante desarrollo de personajes. Como producto de una cadena generalista, en este caso ABC, la serie mantiene el tipo y ofrece una propuesta diferente al resto de productos de entretenimiento. Además de todo esto, las referencias constantes al universo de Marvel contribuyen a generar un extra de atención entre el fandom que la compañía de Kevin Feige ha convocado desde 2008.
Tanto Jeph Loeb, máximo responsable de la división televisiva de Marvel Studios, como los creadores de la serie, Christopher Markus y Stephen McFeely (habituales guionistas de la saga fílmica del Capitán América), han acertado en la propuesta inicial. Ahora habrá que confirmar si el desarrollo de la misma consigue defender lo sembrado y estabilizarse en la parrilla televisiva de cara a futuras temporadas.
Por el momento, hay que reconocer que se trata de un producto bien estructurado cuya exposición dramática mantiene un nivel de ingenuidad adecuado alejándose del realismo de forma consciente pero convincente.
Quería añadir un elemento más que aprecié en la emisión de la premiere. Ya desde la primera escena en que Peggy camina por la ciudad, rodeada de hombres y vestida con una ropa cuyos colores recuerdan al Capi, estuve seguro que se había filmado en el backlot de los Warner studios.
Repasando las fotos que tomé en mi viaje de 2012, pude contrastar la apreciación. Comprobé que en el backlot se encuentra el edificio donde se oculta la oficina central de la SSR y su entorno (incluyendo una salida del metro). También se ha utilizado uno de los callejones para ambientar la salida trasera de una cafetería. Allí es donde Peggy golpea a Jarvis sin saber que trabaja para Stark. Otras calles del estudio se han utilizado también para algunas tomas de situación.
Es muy interesante ver como los encargados de la ambientación han customizado los lugares para ceñirlos a la época aunque la mayor parte de la magia se produce en post-producción cuando se añaden fondos digitales en la profundidad del plano y en las partes altas.
Quería añadir un elemento más que aprecié en la emisión de la premiere. Ya desde la primera escena en que Peggy camina por la ciudad, rodeada de hombres y vestida con una ropa cuyos colores recuerdan al Capi, estuve seguro que se había filmado en el backlot de los Warner studios.
Repasando las fotos que tomé en mi viaje de 2012, pude contrastar la apreciación. Comprobé que en el backlot se encuentra el edificio donde se oculta la oficina central de la SSR y su entorno (incluyendo una salida del metro). También se ha utilizado uno de los callejones para ambientar la salida trasera de una cafetería. Allí es donde Peggy golpea a Jarvis sin saber que trabaja para Stark. Otras calles del estudio se han utilizado también para algunas tomas de situación.
Es muy interesante ver como los encargados de la ambientación han customizado los lugares para ceñirlos a la época aunque la mayor parte de la magia se produce en post-producción cuando se añaden fondos digitales en la profundidad del plano y en las partes altas.
La sede encubierta del SSR y su entorno.
El frontal ha sido modificado y se ha colocado el nombre de la tapadera de la SSR: New York Bell Co. |
Justo al lado, la marquesina nos indica indica que, en la serie, este decorado polivalente es un hotel. |
Peggy pasea por esta calle mientras es observada por Jarvis.
El callejón en el que Peggy se reencuentra con Howard Stark.