Aunque quizá no tengamos presente su nombre, todos los amantes del cine recordamos a Thelma Ritter. Esa mujer entrañable, de imagen modesta, capaz de sintonizar con la media de los espectadores por su cercanía, por su halo de realidad. Esa es la mayor virtud que puede hallarse en los intérpretes de reparto pero muy pocos de ellos han llegado a la excelencia. Walter Brennan, John McIntire, Judith Anderson, Agnes Moorehead, Ward Bond, Donald Crisp, Walter Huston, Thomas Mitchell, y Thelma Ritter son probablemente los mejores secundarios del cine clásico de Hollywood pero, en esta ocasión, centrémonos en la última de ellas.
Cuando se habla de grandes actrices secundarias de la historia, Thelma suele aparecer en los primeros puestos. Su etapa de máxima actividad coincidió con la era dorada de Hollywood y acompañó a numerosas estrellas del celuloide en películas emblemáticas entre 1947 y 1968.
Nacida en Brooklyn (Nueva York), se formó artísticamente en la American Academy of Dramatic Arts y empezó su andadura como intérprete en el teatro de repertorio y los seriales radiofónicos (algo muy característico entre los aspirantes a actores en la década de los 40). Tras criar a dos hijos fruto de su matrimonio con el publicista Joseph Moran, tuvo la oportunidad de debutar en el cine con el clásico navideño De Ilusión También se Vive (Miracle on 34th Street, 1947), protagonizado por Maureen O'Hara. Aunque su breve intervención emocionó al público, Ritter no fue acreditada en la película. Lo mismo sucedió con sus dos siguientes apariciones: Yo Creo en Ti (Call Northside 777, 1948), donde coincidió con John McIntire, y la magistral Carta a Tres Esposas (A Letter to Three Wives, 1949), dirigida por Joseph L. Mankiewicz.
Fue precisamente Mankiewicz quien le brindó la oportunidad de acceder al mundo del cine de forma plena cuando la seleccionó para el papel de la criada de Margo Channing (Bette Davis) en Eva al Desnudo (All About Eve, 1950). Por dicha interpretación, Ritter consiguió la primera de sus seis nominaciones al Oscar, un galardón que nunca obtuvo. Junto con Deborah Kerr y Glenn Close ostenta el liderato de las actrices más veces nominadas sin haber obtenido el gran premio.
Consolidada en la industria como actriz de reparto imprescindible, siguió haciendo gala de su instinto natural para la interpretación en films como The Mating Season (1951), La Modelo y la Casamentera (The Model and the Marriage Broker, 1951), Con una Canción en mi Corazón (With a Song in my Heart, 1952), Titanic (1953), Manos Peligrosas (Pickup on South Street, 1953), La Ventana Indiscreta (Rear Window, 1954), Papá Piernas Largas (Daddy Long Legs, 1955), Confidencias de Medianoche (Pillow Talk, 1959), Vidas Rebeldes (The Misfits, 1961), El Hombre de Alcatraz (Birdman of Alcatraz, 1962), y La Conquista del Oeste (How the West Was Won, 1962), entre muchas otras.
Cultivó todos los géneros siempre con excelencia y profesionalidad y se mantuvo activa hasta el final cuando un ataque al corazón acabó con su vida. Siempre la recordaremos por su particular impronta en pantalla, el contraste necesario para que el público encontrara una conexión entre tanto glamour.
Thelma dio vida a muchas mujeres aunque la Stella de Rear Window es quizá el personaje por el que la mayoría de los aficionados han llegado a conocerla. Ese acicate y apoyo constante para L.B Jefferies (James Stewart) dejó una huella absolutamente imborrable.
Nacida en Brooklyn (Nueva York), se formó artísticamente en la American Academy of Dramatic Arts y empezó su andadura como intérprete en el teatro de repertorio y los seriales radiofónicos (algo muy característico entre los aspirantes a actores en la década de los 40). Tras criar a dos hijos fruto de su matrimonio con el publicista Joseph Moran, tuvo la oportunidad de debutar en el cine con el clásico navideño De Ilusión También se Vive (Miracle on 34th Street, 1947), protagonizado por Maureen O'Hara. Aunque su breve intervención emocionó al público, Ritter no fue acreditada en la película. Lo mismo sucedió con sus dos siguientes apariciones: Yo Creo en Ti (Call Northside 777, 1948), donde coincidió con John McIntire, y la magistral Carta a Tres Esposas (A Letter to Three Wives, 1949), dirigida por Joseph L. Mankiewicz.
Fue precisamente Mankiewicz quien le brindó la oportunidad de acceder al mundo del cine de forma plena cuando la seleccionó para el papel de la criada de Margo Channing (Bette Davis) en Eva al Desnudo (All About Eve, 1950). Por dicha interpretación, Ritter consiguió la primera de sus seis nominaciones al Oscar, un galardón que nunca obtuvo. Junto con Deborah Kerr y Glenn Close ostenta el liderato de las actrices más veces nominadas sin haber obtenido el gran premio.
Consolidada en la industria como actriz de reparto imprescindible, siguió haciendo gala de su instinto natural para la interpretación en films como The Mating Season (1951), La Modelo y la Casamentera (The Model and the Marriage Broker, 1951), Con una Canción en mi Corazón (With a Song in my Heart, 1952), Titanic (1953), Manos Peligrosas (Pickup on South Street, 1953), La Ventana Indiscreta (Rear Window, 1954), Papá Piernas Largas (Daddy Long Legs, 1955), Confidencias de Medianoche (Pillow Talk, 1959), Vidas Rebeldes (The Misfits, 1961), El Hombre de Alcatraz (Birdman of Alcatraz, 1962), y La Conquista del Oeste (How the West Was Won, 1962), entre muchas otras.
Cultivó todos los géneros siempre con excelencia y profesionalidad y se mantuvo activa hasta el final cuando un ataque al corazón acabó con su vida. Siempre la recordaremos por su particular impronta en pantalla, el contraste necesario para que el público encontrara una conexión entre tanto glamour.
Thelma dio vida a muchas mujeres aunque la Stella de Rear Window es quizá el personaje por el que la mayoría de los aficionados han llegado a conocerla. Ese acicate y apoyo constante para L.B Jefferies (James Stewart) dejó una huella absolutamente imborrable.