16 d’abril del 2014

Non-Stop (Sin escalas): acción de calidad


En 1961, el Presidente John F. Kennedy, ordenó poner en marcha el proyecto por el cual agentes federales empezaron a viajar infiltrados en los vuelos comerciales para neutralizar posibles amenazas de secuestro aéreo. Estos Air Marshal realizaron su labor con discreción durante décadas pero su contingente fue disminuyendo con el tiempo. Se calcula que el fatídico 11 de septiembre de 2001 solamente había 33 agentes en servicio y, como resultó tristemente obvio, ninguno de ellos volaba en los aviones que fueron secuestrados por los terroristas. Tras ese brutal golpe a la integridad de la seguridad nacional estadounidense, el Gobierno amplió el programa y muchos más agentes de otras agencias fueron transferidos al Federal Air Marshal Service. Se calcula que, hoy en día, hay 4000 agentes sobrevolando los cielos en aviones con salida, destino, o tránsito en Estados Unidos .

¿Cómo es entonces el día a día de estas personas? Insertados en la tripulación del avión, se dedican a cruzar el mundo una y otra vez intentando pasar desapercibidos. Si tienen que movilizarse significará que un hecho de extrema gravedad pueda estar ocurriendo en cabina. Por consiguiente, ¿cómo estas personas pueden funcionar en su vida normal teniendo un trabajo de estas características?. Esta parece ser la pregunta que se formularon los guionistas debutantes John W. Richardson y Chris Roach cuando decidieron escribir un libreto que centra el protagonismo en uno de estos posibles héroes anónimos. 

Joel Silver, uno de los productores más prolíficos en activo y especialmente considerado en el cine de acción, decidió apostar por esta historia. Y, después de ordenar una reescritura del guión a cargo de Ryan Engle, vio claro que el material era idóneo para reunirse de nuevo con Jaume Collet-Serra y Liam Neeson tras el éxito sorpresa que supuso Sin Identidad (Unknown, 2011). El buen entendimiento de este trío garantizaba una traslación en pantalla que equilibraría acción con buenas dosis de suspense e intriga. 

Y el resultado final coincide con esa apreciación inicial. Non-Stop es un valioso film de acción, liderado por la indudable credibilidad que Liam Neeson confiere a todos y cada uno de sus papeles. En esta ocasión, el thriller psicológico presidido por el resorte del "falso culpable", tan característico de Hitchcock, ha sido reformulado hacia una propuesta de intriga en la que el director catalán ha añadido las dosis necesarias de realismo, opacidad, y ritmo incesante. Creo que, en esta ocasión, el argumento incorpora influencias de la narrativa de Agatha Christie en cuanto a la lucha por descubrir quién es realmente el culpable entre el numeroso pasaje. En un espacio del que es imposible escapar y donde no se puede seguir una pista sobre el terreno, el agente Bill Marks (Liam Neeson) deberá lidiar con una situación que parece conspirar constantemente en su contra hasta que consigue revertir los hechos y, utilizando las nuevas tecnologías de comunicación, ir acechando a aquél que está extorsionando una y otra vez con amenazas de muerte que se cumplen cada veinte minutos. 


Ese devenir constante en que el posible culpable va cambiando de identidad en cuanto se descubren más pruebas, conecta directamente con los relatos clásicos de la gran dama del misterio británico. Non-Stop hace uso de ese sustrato dramático para, actualizándolo con la modernidad de nuestra época, convertir el film en un entretenimiento de calidad.

Collet-Serra, además de dominar el género y el escenario en el que debe trabajar, saca partido de las cámaras autónomas para encontrar ángulos casi imposibles desde los cuales rodar. El argumento no puede calificarse de totalmente original porque el personaje de Neeson es bastante arquetípico. Algunas situaciones del inicio nos recuerdan a varias propuestas anteriores. Pero lo que debe alabarse, además de la interpretación del actor irlandés, es que el desarrollo de esa premisa sí que incluye nuevos elementos de tensión al tratar el rol de un tipo de agentes federales que no estamos nada acostumbrados a ver en acción. Y también se agradece enormemente el tono adulto que caracteriza a la película de principio a fin. No hay salidas de tono absurdas ni humor improcedente. Todo transcurre de acuerdo a una filosofía de seriedad que aumenta poderosamente la atención y la sensación de suspense general. 

Se trata de un film de entretenimiento que realmente consigue su propósito y que no engaña a nadie en cuanto a lo que ofrece. Un ejercicio de cine de acción digno, honrado, y trepidante. Y eso hay que valorarlo puesto que no es lo habitual en los últimos años.

Neeson es la estrella absoluta de la función pero no cabe duda que la clase y elegancia de Julianne Moore encaja perfectamente en el tono de la cinta. Resulta curioso que ambos intérpretes solo hayan coincidido en el reparto de dos películas ya que tienen una química impresionante en pantalla. El resto del cast funciona perfectamente en los roles propuestos. Es interesante ver a Anson Mount (Hell on Wheels) fuera del ambiente western y también a Michelle Dockery más allá de Downton Abbey. En cuanto a Lupita Nyong'o, su presencia es bastante imperceptible. Se nota y mucho que fue contratada para esta película cuando aún no se conocía la repercusión que tendría 12 Años de Esclavitud

En conclusión, Non-Stop es una película recomendable para todo aquel que disfrute de la acción y del suspense. Sigue así Jaume!!