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20 de desembre del 2013

In Memoriam: Peter O'Toole (1932-2013)

Unos ojos azules alumbrando el desierto. Esa imperecedera imagen que David Lean fue capaz de sublimar en Lawrence de Arabia, seguirá siendo un icono del cine para las futuras generaciones. Una estampa reconocible al instante y representativa del carisma de uno de los intérpretes más brillantes de la historia: Peter O'Toole.


Peter James O'Toole nació en 1932 aunque se desconoce el lugar exacto. Existen dos partidas de nacimiento: una en Connemara (Irlanda) y la otra en Leeds (Inglaterra). En cualquier caso, lo que sí se conoce es que el joven O'Toole creció en Leeds dentro del seno de una familia de clase media. Su padre era un orfebre de metales de origen irlandés. También había sido jugador de fútbol, y gestor de apuestas de carreras. Su madre era enfermera y procedía de Escocia. O'Toole fue educado en la fe católica.

Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, fue trasladado a las afueras e inscrito en un colegio de monjas en el que sufrió constantes castigos físicos. Algunos de ellos procedían del hecho que era zurdo, algo que las monjas solían reprimir golpeándole la mano con repetida insistencia.

Finalizada la guerra, empezó a trabajar como periodista en un diario de provincias y posteriormente fue convocado para realizar el servicio nacional en la Armada Real. Su vocación, sin embargo, estaba en las artes y ya sabía que sería actor o poeta.

Tras ser rechazado por el Abbey Theatre de Dublín bajo la justificación de que no dominaba la lengua irlandesa, O'Toole entró en la prestigiosa Royal Academy of Dramatic Art (RADA) de Londres. Entre 1952 y 1954 aprendió los secretos de la interpretación mientras compartía clases con grandes talentos como Albert Finney, Alan Bates, y Brian Bedford.

Finalizada esta etapa de aprendizaje, empezó a trabajar en el teatro formando parte de la compañía del Bristol Old Vic, donde destacó en la interpretación de papeles shakespearianos. Empezó también a colaborar en proyectos de televisión para la BBC y a finales de los cincuenta debutó en el cine con un pequeño papel en El Robo al Banco de Inglaterra (The Day They Robbed the Bank of England, 1959). Tras alguna otra colaboración, tuvo la oportunidad de mostrarse al gran público cuando David Lean le escogió para el papel de T.E. Lawrence en Lawrence de Arabia (1962). Como suele suceder en estos casos, su elección para el papel protagonista ocurrió por el azar del destino. Marlon Brando era el elegido pero tuvo que rechazarlo por problemas de agenda. El segundo candidato, Albert Finney, declinó la oferta. Y así fue como un rol de tal magnitud fue a parar a un actor prácticamente desconocido.

El film es uno de los mejores de la historia y sigue manteniendo una fuerza impresionante gracias a una puesta en escena maravillosa y al vigor de un reparto estelar formado por Alec Guinness, Anthony Quinn, Omar Sharif, Jack Hawkins, José Ferrer, Claude Rains, y Arthur Kennedy. La interpretación de O'Toole fue maravillosa y la revista Premiere aún la sigue considerando como la número 1 de entre las 100 mejores de la historia.

La fama de O'Toole se elevó a escala mundial y también consiguió la primera de sus ocho nominaciones al Oscar. Convertido en una estrella, siguió trabajando en películas que le permitieran seguir creciendo como actor y así fue como formó parte de grandes clásicos como Becket (1964), Lord Jim (1965), o La Noche de los Generales (The Night of the Generals, 1967). También participó en cintas más ligeras como What's New Pussycat (1965) y How to Steal a Million (1966).

Otro momento cumbre en su carrera lo vivió cuando volvió a interpretar al Rey Enrique II (ya le había dado vida en Becket) en la suprema El León en Invierno (Lion in Winter, 1967). En su duelo interpretativo con Katharine Hepburn, volvió a recibir la nominación aunque la estatuilla dorada siempre se le resistía.


Interpretar al inalterable profesor Arthur Chipping en Adiós Mr. Chips (Goodbye Mr. Chips, 1969) fue otro gran reto porque tuvo que demostrar la evolución de un hombre tímido y recto en el trayecto hacia la expresión de los verdaderos sentimientos que siempre está reprimiendo. Una actriz de cabaret (interpretada por Petula Clark) sería la artífice de ese cambio.

Durante los 70 siguió combinando cine y teatro de forma habitual. Volvió a ser nominado en La Clase Dirigente (The Ruling Class, 1972), y participó en films tan dispares como La Guerra de Murphy (Murphy's War, 1971); Bajo el Bosque Lácteo (Under the Milk Wood, 1972), donde coincidía con el dúo Burton-Taylor; El Hombre de la Mancha (1972), un musical en el que casi nadie prestaba su voz original; Rosebud (1975); Yo, Viernes (Man Friday, 1975), donde encarnaba a Robinson Crusoe; Amanecer Zulú (Zulu Dawn, 1979); y Calígula (1979), dando vida al Emperador Tiberio.

Inició los ochenta con una poderosa intervención en una serie que ha quedado en la memoria de todos aquellos que éramos niños en la década de los 80 y soñábamos con batallas épicas casi siempre protagonizadas por las ordenadas legiones romanas. Este fue el caso de Masada (1981). 

Posteriormente, protagonizó otro de sus cintas más laureadas: Mi Año Favorito (My Favorite Year, 1982). O'Toole interpreta al ficticio actor Alan Swann, un antiguo héroe de películas de aventuras. Mujeriego y alcohólico empedernido, se le presenta la oportunidad de regresar del ostracismo cuando es invitado a formar parte de un show televisivo de fin de semana. Sin duda alguna, consiguió fundirse en el rol y aportar varias características que le resultaban comunes para componer un personaje excéntrico e inolvidable. Se trata de su mejor comedia aunque el trasfondo del argumento y todo lo que Swann oculta tras sus excesos, resulta profundamente dramático. La séptima nominación al Oscar llegó por esta interpretación pero volvió a perder nuevamente. 

En años posteriores participó en películas olvidables pero resurgió con el papel de R.J. Johnston en la oscarizada El Último Emperador (The Last Emperor, 1987). En las dos siguientes décadas, siguió trabajando de forma constante combinando teatro, televisión y cine. Con Troya (2003) volvió a formar parte de una película de grandísimo formato y aportó una enorme distinción al Rey Príamo, padre de Hector (Eric Bana) y Paris (Orlando Bloom).

Con Venus (2006) logró su octava nominación. En Ratatouille (2007) prestó su voz al crítico culinario Anton Ego, y en la segunda temporada de Los Tudor mostró de nuevo la fuerza de su arte en el papel del Papa Pablo III, que se opuso, con firmeza, a los planes de divorcio de Enrique VIII, precipitando el inicio del cisma protestante que acabaría creando a la Iglesia de Inglaterra.


Quedará para la historia como el actor más veces nominado sin haber ganado el Oscar. Por todo ello, la Academia decidió otorgarle la estatuilla honorífica en 2003. Meryl Streep le presentó y estas son las imágenes:


Su pasión por el trabajo nunca menguó y, con más de noventa títulos a sus espaldas, se embarcó en una nueva superproducción histórica: Katherine of Alexandria. La cinta se estrenará el próximo año y constiturá el colofón a una magna carrera artística. O'Toole fue un titán de la interpretación y, como dicen algunos, ahora se estará divirtiendo con sus colegas y amigos (Richard Burton, Richard Harris, Oliver Reed...) que ya le esperan en un local donde siempre habrá barra libre.

Y, para finalizar, unos pequeños extractos de cinco de sus películas más importantes: Lawrence de Arabia, Becket, La Noche de los Generales, El León en Invierno, y Mi Año Favorito.


"The Best of Them Won't Come for Money, They Will Come for Me!" 




En su duelo interpretativo con Richard Burton, pudimos asistir a la excelencia suprema de la interpretación británica.





Viendo el autoretrato de Vincent Van Gogh, el general Tanz contempla a un símil suyo. En la mirada del artista ve reflejada su locura y sus más terribles miedos salen a la luz. Sin embargo, este momento crítico que va a vivir le atraerá de nuevo. Es la extraña fascinación que despierta la neurosis obsesiva.





"My life, when it is written, will read better than it lived..."





Swann observa a su hija desde lejos y no se atreve a hablarle, como si fuera el recuerdo de una vida que nunca estuvo interesado en cultivar.