Captain Phillips, película basada en el libro autobiográfico “A captain’s duty: Somali Pirates, Navy Seals, and Dangerous Days at Sea”, narra la historia del capitán Richard Phillips y su tripulación al ser secuestrados por piratas somalíes mientras surcan las aguas del Índico a bordo del buque de carga MV Maersk Alabama.
La historia está dirigida soberbiamente por Paul Greengrass (United 93, El Mito de Bourne, Green Zone: Distrito Protegido), realizador británico que debutó con la película Resurrected en 1989. Con Bloody Sunday, en 2002, se dio a conocer al gran público iniciando el estilo semi-documental que es característico en muchos de sus proyectos. Su mayor éxito internacional hasta el momento ha sido El Ultimátum de Bourne (2007).
Debutando en el Festival de Cine de Nueva York, en septiembre de 2013, y en los cines estadounidenses el 11 de octubre del mismo año, Capitán Phillips ha llegado este año a nuestras carteleras contando una historia basada en hechos reales que ha sido duramente criticada por la tripulación real: aseguran que, en su momento, el capitán no actuó tan heroicamente como Greengrass nos cuenta en la cinta.
El auténtico capitán Richard Phillips y su alterego en la gran pantalla.
Protagonizada
por Tom Hanks (en el papel de capitán), al que acompañan Barkhad Abdi, Barkhad Abdirahman, Faysal Ahmed, y Mahat M. Ali (en los papeles de piratas que atacan el
buque), la película pone de relieve una vez más que aquellos
que atacan, la mayoría de veces, se ven obligados a delinquir debido a su
extrema pobreza. En la película de Greengrass vemos que los piratas no son los
típicos villanos egoístas sino que son personas extremadamente pobres que no tienen nada que perder. Su extrema ignorancia les lleva a pensar que la fortuna que
consiguen de cada navío que secuestran, y por el que piden un rescate, está más
que justificada que se la quede aquél que los ha contratado mientras ellos se quedan con escasísimos beneficios.
De
esta magnífica película habría que resaltar dos aspectos que, desde mi punto de
vista, la hacen genial: el primero, que Greengrass apueste por actores no
profesionales para encarnar a los piratas (de entre los cuales, destaca Abdi en
el papel de Muse, el único de los cuatro que se preocupa realmente por lo que
les pueda suceder) y que, en un segundo plano muy presente a lo largo de toda
la cinta, se esté tratando y denunciando los efectos negativos de la
globalización y el abandono por parte de las primeras potencias de las naciones
pobres del planeta.
El
dúo Hanks-Abdi otorga a la película una tensión dramática intensa gracias a escenas
brillantes donde los dos saben qué lugar ocupa el otro, dándose en todo momento ciertas concesiones de respeto dentro de su obvio antagonismo. El primero
entiende cuál es la situación desesperada del segundo para poder sobrevivir y,
este último, sabe que el capitán hará todo lo necesario para salvar a sus
hombres. Solo les une un pensamiento: creer la misma idea de que el Gobierno de
los Estados Unidos puede solucionar la situación favorablemente para
ambos.
A lo largo de sus magníficas interpretaciones
(algunos ya barajan el nombre de Abdi como posible candidato a los Oscar como
actor secundario), vamos viviendo con ellos la puesta en escena que lleva a
cabo Greengrass: la de una historia basada, ante todo, en el vínculo de
rivalidad-respeto que mantienen estos dos hombres que provienen de orígenes tan
sumamente diferentes y qué les ha hecho llegar hasta donde están en el momento
en que se narra en la cinta.
Valorada
como “inteligente, potentemente actuada e increíblemente intensa” por los
críticos norteamericanos, Capitán Philllips le da la posibilidad a Abdi
de empezar una muy prometedora carrera como actor y a Hanks le brinda otra oportunidad para añadir otra gran interpretación a su ya extensa trayectoria, cada vez más regida por
papeles sobrios y perfectamente estructurados.
¿Quién
ganará? ¿Quién perderá? ¿Realmente el gobierno estadounidense quiere salvar a
sus hombres o quieren solucionar el problema para evitar conflictos en aguas
internacionales?
Greengrass
dirige excelentemente esta trama real, dura, y a la vez emotiva a través de sus
dos protagonistas. Nos hará cuestionar en más de una ocasión qué es lo que
le está pasando al mundo para que algunos de sus habitantes acaben pirateando
para poder seguir vivos y otros deban poner en juego su vida cada vez que,
simplemente, cumplen con su trabajo. Un interesante debate.