La promoción de las películas, en la era de las redes sociales, ha cambiado
totalmente los esquemas tradicionales. El tráiler del film sigue siendo una
parte importante de la promoción pero ha perdido exclusividad. Actualmente, los
grandes blockbusters tienen que
venderse también a través de las diferentes redes sociales con una campaña de
informaciones diseminadas en los meses previos e incluso mediante juegos que la audiencia de internet debe
descifrar y que permiten el acceso a contenidos exclusivos y a novedades de
última hora acerca de la película en cuestión. El marketing viral es ahora un
elemento clave en la promoción de las grandes películas puesto que permite
fidelizar a un importante sector del público muchos meses antes del estreno.
Esto generará una grandísima afluencia los primeros fines de semana, con salas
repletas de espectadores ávidos por presenciar algo que han seguido casi desde
su gestación.
La industria cinematográfica está sacando partido de esta tendencia de marketing y es más que evidente que una buena parte de la recaudación en taquilla se ha labrado en los sites de internet a lo largo de los meses e incluso años previos.
Pero esta tendencia inevitablemente favorable puede, en ocasiones, atentar contra el secretismo que siempre debe reinar en un rodaje para que los detalles más relevantes de su argumento no salgan a la luz antes de tiempo. En este sentido, es muy factible actualmente ver fotos del rodaje de una película desde el día 1. Y eso, en muchas ocasiones, puede romper la “inocencia” con la que el espectador debe llegar a la sala de proyección. Casi podríamos decir que, en ocasiones, estamos sobre-informados. Ese exceso puede llegar a ser peligroso para una película y ya estamos viendo como, desde los propios estudios, tienen que realizarse campañas de desinformación organizadas para intentar desvirtuar filtraciones que amenazan con romper las sorpresas argumentales que los guionistas, con su denodado esfuerzo, han incluido en sus libretos.
Durante el pasado año, se han vivido dos situaciones muy claras que
explicitan, de forma diáfana, lo que he tratado de explicar en el inicio de
este artículo. Dos de los grandes
blockbusters del año, The Dark Knight Rises y Skyfall, son los protagonistas de
las incidencias.
Empecemos con la épica conclusión de la saga que ha dirigido Christopher
Nolan. El rodaje de The Dark Knight Rises fue absolutamente monitorizado desde
su inicio en la India, durante el mes de mayo de 2011, hasta su finalización, en las
calles de Nueva York, a finales de noviembre. Tras una fase de filmación
importante en Inglaterra (quizá la mejor controlada a nivel de filtraciones),
el equipo llegó a Pittsburgh (Pennsylvania) en el mes de julio y, durante tres semanas,
convirtió la Steel City en la Gotham ocupada por los mercenarios de Bane.
Las filtraciones, interesadas o no, nos desvelaban que se estaba rodando una escena de masas en que la policía de Gotham y los mercenarios de la renacida Liga de las Sombras libraban una auténtica batalla campal ante las escaleras de un edificio gubernamental. Batman y Bane, liderando a los dos bandos, entablaban un combate cuerpo a cuerpo a plena luz del día. Existían vídeos de baja calidad que circulaban por internet mostrando gran parte de la secuencia desde un punto fijo. Se estaban revelando detalles importantes pero, en cualquier caso, no fue nada comparado con unas imágenes de Marion Cotillard, enfundada en un traje parecido al de los mercenarios, dirigiéndose hacia uno de los tumblers sustraídos a Bruce Wayne. La pose de la actriz era, indudablemente, de mando. Por lo que ya, en ese momento, se descubrió que los rumores que apuntaban hacia el hecho de que interpretaba a Thalia al Ghul, eran totalmente ciertos. A partir de entonces, asistimos a una campaña de negación de la verdad por parte de Warner Brothers, reafirmándose en que Cotillard interpretaba a una ejecutiva de Empresas Wayne llamada Miranda Tate. Las imágenes, según esta declaración oficial, estaban fuera de contexto y no debían tomarse como un indicio de que su personaje tuviera que ver con Thalia.
Las filtraciones, interesadas o no, nos desvelaban que se estaba rodando una escena de masas en que la policía de Gotham y los mercenarios de la renacida Liga de las Sombras libraban una auténtica batalla campal ante las escaleras de un edificio gubernamental. Batman y Bane, liderando a los dos bandos, entablaban un combate cuerpo a cuerpo a plena luz del día. Existían vídeos de baja calidad que circulaban por internet mostrando gran parte de la secuencia desde un punto fijo. Se estaban revelando detalles importantes pero, en cualquier caso, no fue nada comparado con unas imágenes de Marion Cotillard, enfundada en un traje parecido al de los mercenarios, dirigiéndose hacia uno de los tumblers sustraídos a Bruce Wayne. La pose de la actriz era, indudablemente, de mando. Por lo que ya, en ese momento, se descubrió que los rumores que apuntaban hacia el hecho de que interpretaba a Thalia al Ghul, eran totalmente ciertos. A partir de entonces, asistimos a una campaña de negación de la verdad por parte de Warner Brothers, reafirmándose en que Cotillard interpretaba a una ejecutiva de Empresas Wayne llamada Miranda Tate. Las imágenes, según esta declaración oficial, estaban fuera de contexto y no debían tomarse como un indicio de que su personaje tuviera que ver con Thalia.
Hasta se llegó al punto de hacer que la propia actriz desmintiera
nuevamente esos rumores de casting, en lo que suponía una mentira monumental
que, tras el estreno del film, reconoció que asumió para
mantener el suspense de aquellos seguidores más ingenuos. En resumen, una
situación no pretendida que no perjudicó a la película pero que rompió una de
las sorpresas más inquietantes de la cinta. Esa escena final entre ella, Batman
y Bane, podría haber tenido más fuerza si se hubiera preservado la sorpresa.
El segundo caso reseñable ocurrió en Skyfall. Cuando, en otoño de 2011, se
anunció la contratación de Naomie Harris, ya hubo algunos medios digitales que
advirtieron de que interpretaría a Moneypenny. ¿ Hubo una filtración en Eon? ¿
Fue interesada o desinteresada? Eso se puede dejar a la especulación pero lo
que sabemos seguro es que Eon y Sony Pictures empezaron a desinformar, de forma
urgente, anunciando que el personaje de
Harris era una agente de campo llamada Eve. Un papel “ni remotamente parecido
al de la fiel secretaria de M”. Como en el caso anterior, la propia actriz tuvo
que colaborar en la campaña de desvío de atención corroborando la versión
oficial con las siguientes palabras: “Eve is not remotely office-bound”.
Hay que admitir que,
en este segundo caso, los implicados fueron más hábiles y consiguieron que
colara más la explicación, aduciendo al hecho de que determinados medios
digitales se habían precipitado en sus informaciones. Pero algo quedó en las
mentes de los aficionados y es evidente que la sorpresa final, en el despacho
de M, podría haber sido algo más relevante de no haber salido aquella primera
noticia.
En conclusión, queremos estar informados de las
novedades cinéfilas y conocer muchos detalles pero debe haber un límite.
Tenemos que seguir yendo al cine desconociendo elementos importantes de la
trama y todo ello está cada vez más en peligro por la abundancia de
personas y medios que tienen la habilidad de filtrar datos que rebasan lo
asumible. Las productoras y distribuidoras deben hacer una profunda reflexión
sobre todo ello y, aprovechando los grandes beneficios de la sociedad en red,
disponer también los recursos necesarios para que lo esencial no llegue al
espectador antes de verlo en la sala. Lo ocurrido este año debería servir como
toque de alerta.
Este artículo fue originalmente publicado el día 5 de febrero de 2013 en el blog What's the Rumpus?, creado y editado por mi amigo Mike Lee. Formó parte del especial quinto aniversario de su bitácora. Una fenomenal propuesta en la que Mike decidió abrir su blog a firmas invitadas. Felicidades, una vez más, por su gran iniciativa y por el espléndido trabajo que le caracteriza al frente de WTR.