Hasta el momento, Martin Scorsese ha dirigido 23 largometrajes para el cine. Una carrera que se inició en 1967 con el film semi-amateur ¿Quién llama a mi puerta? y que se ha alargado, durante más de cuatro décadas, con títulos absolutamente inolvidables que no hace falta recordar porque están en la memoria de todos los cinéfilos.
Curiosamente, cuando se piensa en su filmografía o en el rasgo más importante de su creación artística, la mayor parte de la gente alude al género de gángsters. Sin embargo, de sus 23 películas sólo cinco han versado sobre el mundo de la mafia. Aún así, la huella de estas cinco producciones ha sido tan grande que ha acabado determinando al realizador neoyorkino.
Sin duda alguna, la gran aportación que Scorsese ofreció al género de gángsters fue mostrar, por primera vez, la cotidianidad de la vida en un entorno mafioso, centrándose en los individuos que están por debajo en el escalafón. Ya desde Malas Calles (1973), somos testigos del devenir de una serie de "small time crooks" que sobreviven, en el día a día, gracias a diversos trapicheos. Esa ha sido la seña de identidad de Scorsese en este género y aquí es donde me hago eco de la opinión del escritor y crítico Tonio L. Alarcón.
Según Alarcón, Scorsese volcó en este tipo de películas sus experiencias de infancia en Little Italy, donde solo mirando por la ventana podía ser testigo de las reuniones e incluso de los actos criminales ejecutados por miembros de la mafia neoyorkina. Una experiencia que le asemeja enormemente a Henry Hill, el protagonista de Uno de Los Nuestros (1990), que también vivió experiencias reales del mismo tipo en Brooklyn.
Y, aunque sus films sobre la Mafia posteriores, se han centrado también en las vidas de los "capos" más importantes dentro de la organización, nunca ha perdido esa visión de cotidianidad, de la vida diaria del gangster e incluso, a veces, de la dualidad que algunos de ellos afrontaban con dificultad al combinar la vida familiar y la criminal, aunque eso pueda suponer un aparente contrasentido. La cotidianidad de la violencia es algo que nadie ha llegado a mostrar, de una forma tan clara, hasta que vimos Uno de los Nuestros o Casino (1995). Es cierto que había mucha violencia en la saga de El Padrino pero, en dichas obras maestras, destacó mucho más la figura del que ordena los asesinatos mientras que a Scorsese siempre le ha interesado más el ejecutor como protagonista de sus argumentos.
Tonio Alarcón afirma también que Scorsese, reconocido cinéfago desde su más tierna infancia, se inspiró en gran parte de los cineastas de la Nouvelle Vague francesa (Godard, Truffaut, Rohmer etc...) al incorporar en su lenguaje cinematográfico la voz en off, los saltos temporales, e incluso la cámara lenta o la parada de imagen en determinadas secuencias en las que busca un impacto dramático determinado. Y estos elementos, los mezcla con una narración argumental ágil y moderna en la que los movimientos de cámara son fluidos y el montaje es intenso e impactante gracias a su buena conexión con su eterna editora, la gran Thelma Schoonmaker.
Otro aspecto a tener muy en cuenta es la utilización de la música y, en concreto, la integración de canciones emblemáticas, no compuestas para el cine, pero que en sus manos parecen encuadrarse perfectamente con los acontecimientos concretos de algunos de sus films. También estoy de acuerdo con Tonio Alarcón en el hecho que la música marca, en ocasiones, el montaje de la película y, al mismo tiempo, aporta un significado extra a las escenas.
Un poderoso ejemplo de esto lo tenemos en la soberbia inclusión del tema "Layla" (originalmente compuesto por Eric Clapton e interpretado por Derek & the Dominos) acompañando una de las secuencias más relevantes del film en la que vemos como una purga interna ha acabado con gran parte de los participantes en un gran robo. Además, no solo se integra la música en la escena sino también la característica voz en off de Henry Hill en lo que es un prodigio más de narración audiovisual completa.
Son innumerables las referencias que podríamos encontrar pero yo quiero destacar un par más. En la primera, la canción "Sunshine of Your Love" (interpretada por el grupo Cream, del que formaba parte también Eric Clapton) se combina con un primer plano de Jimmy Conway (Robert de Niro) que se va cerrando progresivamente mientras éste observa a Morris Kessler (Chuck Low). En ese momento, captamos nítidamente lo que va a ocurrir y como la vida de Morris está a punto de concluir. El vídeo no cubre toda la secuencia pero nos permite recordar el momento.
Finalmente, me gustaría hacer referencia a una de las piezas de referencia del director, que no por casualidad es una de las canciones emblemáticas de The Rolling Stones. Me refiero a "Gimme' Shelter", compuesta en 1969 por Mick Jagger y Keith Richards . La encontramos en Uno de los Nuestros, Casino, e Infiltrados. En los tres casos, la aparición de la canción va asociada a momentos relevantes de las cintas y se integran de una forma magnífica en la narración.