Unos días especialmente marcados por la desdicha. Cliff Robertson, una auténtica leyenda del cine con casi 100 películas en su haber, murió el sábado en Stony Brook (Nueva York) tras una larga vida. Además de su prolongada filmografía, Robertson apadrinó también a nuevos talentos para el mundo del cine. Uno de los más destacados fue el que después se convirtió en uno de los mejores guionistas de Hollywood: William Goldman.
Y de un intérprete que pudo vivir una existencia larga y fructífera a un joven actor cuyo fin ha llegado demasiado pronto. Se trata del galés Andy Whitfield, un hombre que vivió el enorme éxito de Spartacus: Blood and Sand y se vio fatalmente sorprendido por la noticia de un linfoma contra el que ha luchado denodadamente hasta el final. La noticia de la muerte de Whitfield, afincado en Australia desde hacía varios años, ha conmocionado al mundo del espectáculo por su enorme injusticia. La muerte se lleva a un hombre joven, con un excepcional futuro por delante. Esta fatal noticia convierte a la próxima Spartacus: Vengeance en un gran homenaje al trabajo que él inició al frente de un personaje que ahora asume Liam McIntyre.