El teniente Daniel Kaffee (Tom Cruise) es un joven e inexperto abogado de la Auditoría Militar Central en Washington DC. En los pocos meses que lleva como abogado defensor de la judicatura castrense, se ha labrado un historial meteórico al haber solucionado todos sus casos gracias a acuerdos previos con la fiscalía. Por lo tanto, nunca ha llegado a litigar, nunca ha defendido los intereses de sus clientes ante un jurado.
¿ Por qué a un letrado con un historial de pactos rápidos se le asigna un caso de asesinato en la base de Guantánamo ?... obviamente porque no interesa a las altas jerarquías que el suceso llegue a juicio y puedan aparecer otros implicados.
Kaffee trata de utilizar su consabida resolución exprés para ventilar el caso que afecta al Cabo Primero Harold Dawson y al soldado Louden Downey. Pero pronto se da cuenta de que, en esta situación, su procedimiento estándar no sirve. Hay mucho más tras la crónica de los hechos y una investigación en profundidad podría descubrir unas implicaciones de gran calado.
Presionado por su ayudante y supervisora, la Capitana de Corbeta JoAnne Galloway (Demi Moore), Kaffee debe enfrentarse a sí mismo antes de vérselas con un tribunal. Ensombrecido por la colosal figura de su padre, que llegó a ser Fiscal General de los Estados Unidos, Daniel busca pasar un tiempo breve en la abogacía militar para ganar currículum de cara a una futura carrera civil. Y, en este tiempo, no quiere mayores problemas prefiriendo evitar derrotas en los tribunales que le hagan perder una autoestima ya muy menguada por la propia incapacidad de llegar al nivel que obtuvo su fallecido padre.
Pero la muerte del soldado William T. Santiago en la base naval de la bahía de Guantánamo, acaba siendo la piedra de toque, el punto de inflexión que convierte a Daniel Kaffee en un auténtico abogado.
Hay una escena en la película que me parece muy interesante en relación al personaje. En ella, el protagonista deambula por la ciudad apesadumbrado porque, en su foro interno, sabe que pactar una condena reducida para Dawson y Downey sin darles la oportunidad de defenderse adecuadamente no es una buena decisión. A lo largo de su ronda nocturna por la capital federal, oye las conversaciones de otros abogados y reflexiona sobre el inexorable camino que debe afrontar. Como abogado, debe defender a sus clientes presentando una declaración de inocencia para ellos. Se les ordenó castigar a Santiago con un código rojo y, debido a una afección cardíaca de la víctima, éste acabó muriendo. Una consecuencia inesperada que dos jóvenes cuyo código de conducta es "unidad, cuerpo, Dios, Patria" nunca esperaron presenciar. Ahora se les quiere utilizar como cabezas de turco para que la investigación se quede allí y no afecte a sus superiores, que son los auténticos artífices del crimen.
Al día siguiente, cuando Kaffee comparece ante el tribunal y presenta un alegato de inocencia, está dando el paso definitivo para hacer honor a su apellido y a su profesión. Un formidable ejemplo del enorme poder del espíritu humano. Cuando verdad y justicia confluyen, la fórmula resultante siempre resulta honrosa y digna.