El León ha muerto. Dino De Laurentiis ha fallecido hoy, en su residencia de Beverly Hills, a los 91 años de edad.
Nos deja uno de los productores más importantes y emblemáticos de la historia del cine. A lo largo de casi 70 años de trabajo y más de 150 películas producidas, De Laurentiis consiguió dejar una huella muy profunda. Innovador constante y amante del riesgo, el gran Dino estableció las bases de la producción moderna cinematográfica y su capacidad de liderazgo fue reconocida por todos los profesionales que trabajaron con él en su dilatadísima trayectoria profesional.
Nacido en Torre Annunziata, cerca de Nápoles, desarrolló con prontitud su pasión por el cine. Tras realizar estudios en Roma, que fueron interrumpidos por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, empezó a trabajar en el cine aunque no fue hasta finalizado el conflicto cuando pudo consolidar su primera compañía de producción. Bajo su amparo se rodaron grandes clásicos del neorrealismo italiano como El caballero Misterioso (1948) o Arroz Amargo (1949). También produjo varios clásicos de Federico Fellini: La Strada (1954) y Noches de Cabiria (1956).
En la década de los 60 empezó a centrarse en producciones más costosas aunque apostó por algunos proyectos que no funcionaron y que determinaron que su compañía sufriera importantes pérdidas. A esta etapa pertenecen títulos como La Batalla de las Ardenas (1965), La Biblia (1966), Anzio (1968), Barbarella (1968), y Waterloo (1970), entre otras.
A lo largo de estos años, De Laurentiis empezó a trabajar con repartos cada vez más internacionales y vio la ventaja de asociarse con la industria de Hollywood para llevar su trabajo a una dimensión mucho más amplia, que le garantizaría más capital y más ingresos.
Por todo ello, decidió trasladarse a Wilmington (Carolina del Norte) en 1970 donde construyó sus propios estudios (De Laurentiis Entertainment Group). Como era un productor de raza, que llevaba en sus genes el cine, no le costó insertarse en la industria norteamericana. A pesar de ser un recién llegado, no tuvo problemas para asociarse con varias majors que distribuirían sus películas.
Así fue como empezaron a llegar títulos como Sembrando Ilusiones (1972), Serpico (1973), El Justiciero de la Ciudad (1974), Mandingo (1975), Los Tres Días del Cóndor (1975), Buffalo Bill (1976), King Kong (1976), Orca (1977), El Huevo de la Serpiente (1977), Flash Gordon (1980), Ragtime (1981), Conan el Bárbaro (1982), Motín a Bordo (1984), Dune (1984), Manhattan Sur (1985), y Hunter (primera aparición de Hannibal Lecter en pantalla) como títulos más destacados.
Combinó constantemente films taquilleros con otros más artísticos. Así es como se explica que mantuviera siempre una amplia consideración dentro de su gremio además de permitirle la posibilidad de trabajar con directores tan dispares como Sidney Lumet, Michael Winner, Richard Fleischer, Robert Altman, John Guillermin, Ingmar bergman, Milos Forman, John Milius, Michael Mann, David Lynch, o Michael Cimino.
Entre finales de los 80 y principios de los 90 pasó por una fase de reorientación de su compañía y se apartó bastante del negocio. Pero, a partir de 1996, volvió a impulsar su carrera convencido de que aún le quedaba trabajo por hacer en la industria. En 1997 produjo Breakdown, un thriller de carretera que dirigió Jonathan Mostow con Kurt Russell en el papel principal. De Laurentiis trabó buena amistad con Mostow y desarrolló su siguiente trabajo: U-571. Se trataba de un film bélico ambientado en la lucha de dos submarinos durante la Segunda Guerra Mundial. Rodada en unas instalaciones especialmente preparadas para el rodaje acuático, en la isla de Malta, esta cinta supuso la reentrada oficial de Dino en Hollywood.
A continuación puso en marcha el proyecto de adaptación de la secuela de El Silencio de los Corderos, Hannibal, de la cual él poseía los derechos. Un año después, produjo un remake de Hunter, dirigido por Brett Ratner, y con un reparto impresionante en el que, además de Hopkins, estaban Edward Norton, Ralph Fiennes, Emily Watson, Philip Seymour Hoffman, Harvey Keitel, y Mary Louise Parker.
En los últimos años decidió seguir con el personaje de Lecter produciendo una precuela muy decepcionante, Hannibal: el origen del mal (2007), y uno de los films épicos más lamentables que se recuerdan: La Última Legión. Un cierre muy discreto que no debe tenerse en cuenta conociendo la magnífica carrera anterior del productor italiano.
Estuvo casado en dos ocasiones. Su primera esposa fue la mítica actriz italiana Silvana Mangano, con la que tuvo cuatro hijos (una de ellos es Raffaela de Laurentiis, que fue su ayudante y asistente de producción durante gran parte de su vida). Tras la muerte de ésta en 1989, contrajo matrimonio con Martha Schumacher, la cual le ha acompañado hasta el final de sus días.
Consiguió el Oscar a la mejor película de habla no inglesa, en 1957, como productor de La Strada. Y en 2002 recibió el premio Irving Thalberg en reconocimiento a toda su labor en la producción.