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8 de juny del 2010

El director que todos llevamos dentro

Hace algún tiempo, en el marco de una conversación con unos colegas de trabajo, surgió la pregunta siguiente: ¿ si pudieras dirigir una película, de qué género sería ?. Mi respuesta no fue concreta en ese momento. Hablé de que me gustan muchos géneros cinematográficos y no me mojé en ningún momento.

Sin embargo, ahora sí que podría ofrecer una respuesta a esa pregunta hipotética. Creo que, si pudiera elegir, mi primera película como director sería un film de gangsters. Pero no trataría de la trayectoria de los gangsters famosos sino que sería una historia sobre los ejecutores de la mafia en los años 20 y 30 del siglo XX. Las implicaciones morales y sociales de unos personajes habituados a hacer realidad los planes de alguien que, sentado en un despacho o en una suite de hotel, ha decidido actuar de forma expeditiva contra personas o negocios.

Sería un film con grandes escenas de acción y tiroteos. Una propuesta contundente y nada filosófica o reflexiva, sin ninguna intención de adoctrinar (que es lo que han hecho Michael Mann y Sam Mendes). Se trataría de la visualización de una época a través de los ojos de unos personajes condenados. No habría concesiones a la introspección sino que, en todo momento, el tono sería muy directo sobre la base de un buen argumento que experimentaría un aumento progresivo de la tensión dramática hasta llegar a una conclusión que debería ser explosiva.

La música tendría un papel determinante. La ambientación en clubes de jazz con ambientes humeantes, las femme fatales, las grandes cantantes y los instrumentistas, pringados en algún que otro negocio, tendrían importancia en el argumento.

Continuando en el terreno de esta hipótesis soñadora debo admitir que incluso tengo la canción que daría inicio al film. Una pieza que ha sido compuesta en nuestros tiempos pero que contiene unos elementos de jazz melódico clásico y un tono que, a mí al menos, me hace imaginar una calle oscura, con las alcantarillas humeando, un local al fondo, y un individuo en la puerta que aguarda el mejor momento para afrontar su destino.

La canción lleva por título "Your heart is as black as night" y ha sido compuesta e interpretada por la joven cantante norteamericana Melody Gardot. Está incluida en su reciente album, "My One and Only Thrill".

Permitidme, pues, este sueño fantasioso que he convertido en artículo. Pero, al fin y al cabo, para qué sirve un blog personal si no te puedes permitir, de tanto en tanto, alguna licencia creativa. Os dejo con la canción que despertó todos estos pensamientos en mí.