Cameron, flanqueado por Jeffrey Katzenberg y Steven Spielberg, que también ha hecho uso de los avances en captura de imagen 3-D en The Adventures of Tintin: Secret of the Unicorn. |
James Cameron ya es, desde hace algunos días, el director de las dos películas más taquilleras de la historia del cine (Titanic y Avatar). En el caso de Avatar su trayectoria comercial tiene aún largo camino por recorrer. De hecho, Titanic tardó 44 días en llegar a los 1000 millones de recaudación, Avatar lo consiguió en sólo 17 (también es cierto que la diferencia en la inflación influye pero no deja de ser importante apuntarlo).
Con sólo siete películas dirigidas, en un plazo de 25 años, el director canadiense afincado en Malibú, ha sido capaz de convertirse en una auténtica garantía de éxito. En el caso de sus dos últimos trabajos, ha conseguido además crear películas que gustan a todos los grupos de edad y que incitan a verlas en más de una ocasión y eso es lo que explica el enorme éxito comercial que está obteniendo. Son películas de impacto que consiguen un boca a oreja muy positivo entre los espectadores que se traduce en grandes taquillazos un fin de semana tras otro.
Si, además, le añades a todo esto el esfuerzo importante por sorprender al espectador con mejoras técnicas importantísimas que distinguen a sus films del resto, tenemos una sensación de espectáculo único y diferenciado que atrae, con muchísima fuerza, al público. No hay duda de que nos encontramos ante un gran creador, un hombre que consigue dotar a sus trabajos de espectacularidad y fuerza. La mayor parte de sus películas (nunca considero a Piranha 2 entre sus films) han significado avances importantes en el uso de los efectos visuales. Es un hombre que si no tiene nada importante que expresar no trabaja en el cine y se dedica a rodar documentales sobre las profundidades marinas o a producir series de televisión u otros films de directores incipientes. Cuando Cameron se pone tras la cámara es que tiene algo grande entre manos.
Qué se puede decir de lo que significó en su momento la segunda entrega de Terminator, o los efectos creados para Abyss, o los nuevos diseños mecánicos que consiguió para visualizar a los Aliens. James Cameron es patrimonio del cine y, teniendo en cuenta el éxito que ha tenido en su corta carrera, pasa a formar parte de un selecto grupo de cineastas que se caracterizan también por ese grado de riesgo, de grandes logros, y de taquillazos espectaculares: Steven Spielberg, George Lucas, y, en menor medida, el sobrevalorado Peter Jackson.
Estas son las cifras de recaudación mundial de las películas dirigidas por Cameron:
Avatar (2009) 1843 m. (datos recogidos hasta el 25 de enero)
Titanic (1997) 1842,8 millones de dólares.
True Lies (1994) 378,8 m.
Terminator 2: Judgment Day (1991) 519,8 m.
The Abyss (1989) 90 m.
Aliens (1986) 131 m.
The Terminator (1984) 78,3 m.