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29 de desembre del 2009

Frases de cine. Los Profesionales (Richard Brooks, 1966)

Guión de Richard Brooks.





Joe Grant: Henry "Rico" Fardan, academia militar de Virginia, campañas de Filipinas y de Cuba con los voluntarios de Roosevelt. Casado con una mejicana, no tuvo hijos, su esposa falleció. Se unió a Pancho Villa como táctico y experto en armas. Su cabello era más negro entonces.
Henry "Rico" Fardan: Y mi corazón más inquieto.
Joe Grant: Abandonó a Villa en junio de 1915, dedicó un año a la quimérica búsqueda de oro con resultados negativos. Ahora enseña el manejo de armas automáticas por 40 dólares a la semana. Hans Ehrengard, ex-soldado de caballería, ganadero, entendido en caballos y de probado valor. Jacob Sharp, especialista en el tiro con rifle, con arco, y en el lazo. El mejor explorador y rastreador de estos territorios.

Joe Grant: Capitán Jesús Raza. Jesús... bonito nombre para el más sanguinario asesino de todo Méjico.

Joe Grant: Raza tiene cautiva a mi esposa en una hacienda en estas montañas. Es un lugar infernal, para Raza una fortaleza. Él nació en ese territorio. Él y sus hombres conocen cada quebrada, cada roca, cada barranco... un batallón tardaría meses en rescatar a mi esposa pero unos hombres temerarios, especializados, conducidos por usted, serían capaces de hacerlo mediante un inesperado y rápido golpe de audacia. ¿Por qué no ? usted conoce a esas gentes y el terreno. Conoce a Raza, sabe como piensa, como reacciona, sé que puede usted hacerlo.
Fardan: Yo no lo veo tan fácil.
Joe Grant: Mil dólares para cada hombre que vaya. Y, si logran traerla sana y salva, otros nueve mil para cada uno.

Fardan: Necesitamos otro especialista.
Joe Grant: Digame cual.
Fardan: Un dinamitero, un hombre que sea capaz de volar una vela sin abollar siquiera el candelero.

Bill Dolworth: Nada menos que cien mil dólares por una esposa. debe de ser toda una mujer.
Fardan: Será una mujer de esas que convierte a algunos niños en hombres y a algunos hombres en niños.
Bill Dollworth: Si es así, vale lo que piden. ¿Dónde hemos de ir?
Fardan: A las montañas pintadas. ¿ Te sorprende ?
Bill Dolworth: ¿ Pretendes que volvamos a Méjico ?
Fardan: Esta vez será sólo por dinero.
Bill Dollworth: ¿ Cual es el trato ?
Fardan: Diez mil dólares para cada hombre por nueve dias de trabajo. Más dinero del que hemos sacado jamás en nuestras estúpidas búsquedas de oro, plata, y petroleo.

Bill Dolworth: ¿ Quién la secuestró ?
Fardan: Raza
Bill Dolworth: ¿ Nuestro raza ? ¿ él un secuestrador ?
Fardan: Grant tiene la carta en la que pide el rescate.
Bill Dolworth: Que el diablo me lleve.
Fardan: Nos llevará a todos.

Bill Dolworth: Mi palabra dada a Grant no vale nada.
Fardan: Pero también me la diste a mí.

Hans Ehrengard: ¿ Y qué hacían unos norteamericanos en una revolución mejicana ?
Bill Dolworth: Tal vez sólo haya una revolución, desde siempre. La de los buenos contra los malos. La pregunta es... ¿quienes son los buenos ?

Bill Dolworth: Eso es un guerrillero. El teniente Chiquita Cid. Una mujer que bien vale un rescate. Nunca tiene un no...

Maria Grant: Dejó usted a Raza con vida ¿por qué ? yo se lo diré, porque es un sentimental, nadie fue más leal a la revolución que usted.
Fardan: Luché como cualquier otro.
Maria Grant: Una lealtad como la suya sólo se debe a la devoción por una causa. Ese mismo fuego es el que arde en Raza. Por eso no dejó usted que le matara.
Fardan: Él es un ladrón que intenta robar cien mil dólares. Y usted una cualquiera que engaña a su marido.
Maria Grant: Mi marido ha robado millones de esta tierra. Nuestra tierra. Si podemos conservar viva la revolución con ese dinero aunque sea sólo un dia más, soy capaz de robar, engañar, prostituirme, y hacer todo aquello que sea necesario.

Bill Dolworth: Me inspiró un dia de mayo de 1911 en El Paso. De repente, se oyeron gritos y disparos al otro lado del Rio Grande. Todo el mundo corrió para ver qué pasaba, yo también. Desde lo alto de los carros podíamos ver la otra orilla. Los maderistas estaban tomando Juarez, la revolución estaba en pleno apogeo. Era maravilloso... sin darme cuenta crucé la frontera y me puse a disparar como todos gritando viva Méjico. Un mes más tarde, volaba trenes a las ordenes de Villa.

Jesús Raza: Morir por dinero es una estupidez.
Bill Dolworth: Y morir por una mujer más aún. Sea la mujer que sea, incluso ella.
Jesús Raza: ¿ Cuanto tiempo vas a retenernos ?
Bill Dolworth: Un par de horas y lo que pase aquí ya no importará. Ella volverá a ser la señora Grant.
Jesús Raza: Pero eso no cambiará nada. Lo que importa es que ella es mi mujer antes, ahora, y siempre.
Bill Dolworth: Nada es para siempre. Excepto la muerte. Pregúntale a Fierro, a Francisco, a todos aquellos del cementerio de los hombres sin nombre.
Jesús Raza: Todos ellos murieron por un ideal.
Bill Dolworth: ¿La revolución?... cuando el tiroteo termina, los muertos se entierran, y los políticos entran en acción. Y el resultado es siempre igual, una causa perdida.
Jesús Raza: Así que tú quieres la perfección o nada. Ohhh, eres demasiado romántico amigo. La revolución es como la más bella historia de amor. Al principio, ella es una diosa, una causa pura. Pero todos los amores tienen un terrible enemigo.
Bill Dolworth: El tiempo.
Jesús Raza: Tú la ves tal como es. La revolución no es una diosa sino una mujerzuela, nunca ha sido pura, ni virtuosa, ni perfecta. Así que huimos y encontramos otro amor, otra causa, pero sólo son asuntos mezquinos, lujuria pero no amor, pasión pero sin compasión, y sin un amor, sin una causa, no somos nada. Nos quedamos porque tenemos fe, nos marchamos porque nos desengañamos. Volvemos porque nos sentimos perdidos. Morimos porque es inevitable...

Joe Grant: Es usted un bastardo.
Fardan: Sí señor. Pero, en mi caso, es un accidente de nacimiento. En cambio usted... usted se ha hecho a sí mismo.