Venganza es una de las mejores propuestas que han llegado, en los últimos dos años, al cine en el género de la acción y el thriller. El argumento es simple pero su presentación ante la cámara es lo que la hace grande por una razón muy clara: la violencia descarnada, algo que no es habitual en el cine actual.
Liam Neeson interpreta al padre de una joven (Maggie Grace, la Shannon de Perdidos) que ha sido raptada por una mafia vinculada a la prostitución y a las drogas en Francia. Pero la experiencia militar y en inteligencia de su padre, ahora retirado, no le convierte en un objetivo fácil y la ola de venganza que desata en París hasta lograr llegar hasta su hija es autenticamente ejemplar.
La violencia encaja perfectamente con el ritmo y tempo del film, y nos ponemos del lado del padre de forma inmediata aplaudiendo la brutalidad con la que se emplea. Nos identificamos con él debido a lo que supone para un padre que su hija haya sido abducida por una banda de maleantes de este tipo.
Liam Neeson es un actor con el que es fácil conectar debido a su enorme credibilidad para todo tipo de registros. En esta ocasión, se fusiona tan bien con el personaje que consigue capitalizar todo el éxito del film.