Este film es una de las sorpresas agradables de 2009. Su principal aliciente es el interesante argumento que nos plantea y el ritmo intenso que mueve la narración en todo momento.
Russell Crowe, tras una serie de papeles poco brillantes, vuelve a demostrar que posee un carisma y un buen hacer fuera de toda duda (a pesar de que acuse un importante sobrepeso). En el papel de Cal McAffrey, es el catalizador de toda la acción y vamos siguiendole al mismo tiempo que va desenmarañando una trama conspirativa que relaciona a miembros del Congreso estadounidense con los tan temidas empresas de seguridad privada que estan recibiendo contratos para sustituir al ejército en ciertas operaciones.
Washington DC vuelve a ser el escenario ideal para presentarnos una conspiración de las altas esferas y el mundo periodístico de la capital estadounidense retoma el protagonismo que obtuvo a raiz del caso Watergate y las sucesivas películas que han tratado el tema.
En definitiva, un buen film que mantiene el interés de forma continuada a lo largo del metraje y que constituye una buena aportación al género del thriller político.
