Páginas

24 de setembre del 2009

Vidas Rebeldes, película testamento

Los principales responsables de Vidas Rebeldes: Frank Taylor (productor), Arthur Miller (guionista), Eli Wallach, John Huston (director), Montgomery Clift, Marilyn Monroe, y Clark Gable alias "El Rey".

En 1961 se estrenó Vidas Rebeldes (The Misfits), un film que tiene una intrahistoria paralela al margen de la ficción. En primer lugar, fue la última película de Clark Gable y Marilyn Monroe. También fue uno de los últimos trabajos de Montgomery Clift y su rodaje estuvo cargado de continuas vicisitudes que merece la pena contar.

The Misfits parte de un guión del dramaturgo Arthur Miller, marido de Marilyn Monroe en aquel momento, aunque su matrimonio estaba a punto de acabar. Miller escribió la historia de una serie de fracasados a la búsqueda de una segunda oportunidad en el desierto de Nevada. Clark Gable daba vida a Gay Langland, un veterano ex-cowboy que realiza negocios de venta de caballos y apadrina a jinetes de rodeo mientras mantiene una peligrosa relación con las mesas de juego. Montgomery Clift es Perce Howland, un jinete de rodeo que quiere ayudar a Langland en su última aventura y Eli Wallach es un piloto de avioneta que, a falta de otras ocupaciones, es la sombra de Langland. Hasta Reno llega Roslyn Taber (Marilyn Monroe), una recién divorciada, extremadamente frágil, que se suma al grupo como forma de superar la profunda depresión que la consume.

John Huston dirigió un film que parecía idoneo a sus características puesto que el caos que supuso su rodaje, desde el primer día, era el mejor ambiente posible para un realizador que parecía sentirse como pez en el agua en las situaciones más difíciles consiguiendo sacar, casi siempre, buenos resultados de donde parecía que no pudiera salir nada coherente.

El rodaje dio comienzo en junio de 1960 y el calor del norte de Nevada era un inconveniente constante para todo el equipo técnico y artístico. La situación de partida también se veía afectada por el proceso de divorcio bastante adelantado entre el guionista Arthur Miller y Marilyn Monroe.


Por si esto fuera poco, John Huston contribuyó a generar más problemas al actuar de la forma irresponsable por la que era conocido (su tarea en La Reina de Africa, fue profundamente explicada en la película de Clint Eastwood, Cazador Blanco Corazón Negro). Bebía en exceso, jugaba diariamente en los casinos de Reno y hasta la productora del film tuvo que llegar a sufragar sus pérdidas en las mesas.

Llegó a quedarse dormido en el set e, inconformista como siempre, incitó constantemente a la improvisación pidiendo a Arthur Miller que reescribiera diariamente el guión.


Por otro lado, Monroe se encontraba en un declive muy palpable y estaba enganchada al alcohol y a los calmantes. Su situación llegó a ser tan grave que, en agosto, el rodaje tuvo que paralizarse para que la estrella pudiera ingresar en un centro de desintoxicación. De todas formas, estos sucesos no rompieron la buena harmonía en el set donde siempre predominaron las buenas relaciones entre los implicados. Hubo siempre feeling entre los actores y Monroe y Gable desarrollaron una gran amistad. No en vano Gable había sido el ídolo de juventud de Marilyn por lo que trabajar con él era un sueño hecho realidad.

Finalmente, todos los problemas no pudieron detener al film y el rodaje terminó el 4 de noviembre. Entonces empezó la leyenda negra puesto que, dos días después de acabar de rodar, Gable sufrió un infarto del que ya no pudo recuperarse. Murió el 16 de noviembre a la edad de 59 años sin llegar a conocer a su hijo, John Clark Gable, que nacería en marzo de 1961.

La película se estrenó el 1 de febrero de 1961 con un éxito moderado. Pero a medida que fueron pasando los años la cinta se fue revalorizando. Se alabó el papel simbólico del film por el destino de sus dos protagonistas y se valoró especialmente la arriesgada propuesta a la hora de mostrar en la gran pantalla un drama descarnado a través de unos personajes inadaptados, fracasados, y condenados a la mediocridad.

En cuanto a Monroe fue el último film que estrenó. En abril de 1962, fue contratada para intervenir en la comedia Something's Got to Give de George Cukor, donde compartiría cartel con Dean Martin. Monroe sólo llegó a rodar la mitad de sus escenas puesto que sus continuos retrasos a la hora de llegar al set y posteriormente sus ausencias acabaron provocando su despido y la cancelación del film del que ahora podemos ver un montaje realizado, años después, que dura unos 40 minutos y en el que, obviamente, todo está inconexo e incompleto. Sin embargo, dejó para la posteridad una escena en la que se bañaba desnuda en una piscina. Fue su última gran escena en una carrera que nos dejó momentos imborrables. Monroe muríó el 5 de agosto de 1962, a los 36 años, dando paso a toda clase de especulaciones que pusieron en duda la versión oficial de muerte por sobredosis de barbitúricos.

En cuanto a Montgomery Clift, protagonizó tres largometrajes más con grandes interpretaciones en Vencedores y Vencidos y Freud. Murió en julio de 1966 en su apartamento de Nueva York víctima de un infarto causado por una grave obstrucción de las arterias coronarias. Tenía 45 años. Se dio el caso que la noche antes de su muerte, Vidas Rebeldes se emitía en un canal de televisión. Su secretario personal le preguntó si deseaba verla a lo que Clift respondió: "Absolutamente no !!!". Estas contundentes palabras fueron, paradójicamente, las últimas que pronunció.

A pesar de que los actores principales detestaran el film, no cabe duda de que dieron lo mejor de sí en sus papeles. Las interpretaciones de Gable, Monroe y Clift, son espléndidas al igual que también hay que resaltar el trabajo de un magnífico elenco de secundarios: Eli Wallach, Thelma Ritter, y Kevin McCarthy.

El productor, Frank Taylor (que también aparece en la foto de grupo al inicio del artículo), presentó el film como la última gran sensación cinematográfica y aunque no obtuvo el éxito immediato sí que ha cosechado el reconocimiento posterior que merecía. Una película que consigue relacionar, de una forma inesperada, los sucesos del argumento con unos actores que parecían estar también al borde del fin.