Tras conocer la muerte de Patrick Swayze (1952-2009) he empezado a recordar su carrera en el cine y, creo que estaré de acuerdo con mucha gente, en el hecho que quizá su mejor film fue Point Break (1991), que recibió el título en España de Le Llaman Bodhi.
Este thriller de acción producido por James Cameron y dirigido por su esposa en ese momento, Kathryn Bigelow, tuvo un moderado éxito en taquilla y fue mejorando su apreciación por el público en años siguientes cuando empezó a ser emitida por televisión. De alguna manera, su mensaje interno de comunión con la naturaleza, y esa especie de espiritualidad que traslucía la convirtió en un film de culto para los amantes del surf.
Patrick Swayze interpretaba al mejor personaje del film, el villano Bodhi. Un hombre que se erige en el líder de un grupo de surfistas californianos que conciben su relación con el mar y las grandes olas desde un punto de vista espiritual y de máximo respeto hacia la naturaleza. Sin embargo, hay algo más ya que resulta que este mismo grupo se dedica a atracar bancos de forma violenta ocultando su identidad tras las máscaras de los ex-presidentes Johnson, Nixon, Carter, y Reagan.
Un agente rookie del FBI llamado Johnny Utah (Keanu Reeves), se infiltra en su grupo después de hallar pistas que le conducen hasta ellos. El desenlace era vibrante y muy emotivo puesto que Bodhi es un villano de aquellos que caen bien porque comete delitos de robo sin caer en los daños a personas y, por tanto, tiene un aura de Robin Hood que siempre funciona bien ante la audiencia. Además, en su dimensión de santero surfista conseguía la simpatía del público que, en cambio, era más reticente ante los devaneos del jovenzuelo Reeves.
En cualquier caso, fue el papel más exigente para Swayze en el cine y cumplió con creces con lo que se le pidió. Quizá el público femenino le recordará especialmente en Dirty Dancing o Ghost, pero para aquellos que hemos nacido en la década de los 70 estoy seguro que el film que más nos interesó de su filmografía fue Point Break. Rest in peace.
Este thriller de acción producido por James Cameron y dirigido por su esposa en ese momento, Kathryn Bigelow, tuvo un moderado éxito en taquilla y fue mejorando su apreciación por el público en años siguientes cuando empezó a ser emitida por televisión. De alguna manera, su mensaje interno de comunión con la naturaleza, y esa especie de espiritualidad que traslucía la convirtió en un film de culto para los amantes del surf.
Patrick Swayze interpretaba al mejor personaje del film, el villano Bodhi. Un hombre que se erige en el líder de un grupo de surfistas californianos que conciben su relación con el mar y las grandes olas desde un punto de vista espiritual y de máximo respeto hacia la naturaleza. Sin embargo, hay algo más ya que resulta que este mismo grupo se dedica a atracar bancos de forma violenta ocultando su identidad tras las máscaras de los ex-presidentes Johnson, Nixon, Carter, y Reagan.
Un agente rookie del FBI llamado Johnny Utah (Keanu Reeves), se infiltra en su grupo después de hallar pistas que le conducen hasta ellos. El desenlace era vibrante y muy emotivo puesto que Bodhi es un villano de aquellos que caen bien porque comete delitos de robo sin caer en los daños a personas y, por tanto, tiene un aura de Robin Hood que siempre funciona bien ante la audiencia. Además, en su dimensión de santero surfista conseguía la simpatía del público que, en cambio, era más reticente ante los devaneos del jovenzuelo Reeves.
En cualquier caso, fue el papel más exigente para Swayze en el cine y cumplió con creces con lo que se le pidió. Quizá el público femenino le recordará especialmente en Dirty Dancing o Ghost, pero para aquellos que hemos nacido en la década de los 70 estoy seguro que el film que más nos interesó de su filmografía fue Point Break. Rest in peace.