Después de ver Watchmen creo que nos encontramos ante un reto superado. Adaptar al cine la novela gráfica de Alan Moore (con dibujos de Dave Gibbons) era muy difícil debido al sólido contenido argumental del comic y a sus múltiples niveles de narración pero la verdad es que, en mi opinión, lo han conseguido de una forma plenamente satisfactoria.
En Watchmen tenemos un comic tremendamente oscuro, antiheroico, descorazonador, y muy contundente que nos sitúa en un pasado alternativo en que los superhéroes forman parte de la sociedad hasta que son descastados y perseguidos por la misma en una crítica general a la influencia política sobre la vida de la gente, algo que es habitual en la obra de Alan Moore, un reconocido anarquista para quien el mejor gobierno es el que no existe. Esta visión catastrófica de la política y sus dirigentes es un tema que obsesiona a Moore y sobre el que se ha centrado en obras como V de Vendetta y muy especialmente en Watchmen.
Ante el enorme caudal argumental que supone la densa novela gráfica de Alan Moore, los guionistas Alex Tse y David Hayter han conseguido hilvanar un fantástico guión, muy fiel al original, que sólo introduce retoques puntuales en diversas fases del relato. Estas modificaciones eran necesarias para hacer que el libreto fuera más cinematográfico aprovechando las ventajas que la gran pantalla puede ofrecer. Forzosamente, han quedado algunas cosas fuera de la película, pero no había más remedio puesto que el film se eleva a 163 minutos, duración ya muy considerable como para alargar más.
Así pues, un material bien adaptado sobre el papel y un director excepcional que plasma la historia en imágenes de una forma sobresaliente consiguiendo aquello que parecía inviable cuando lees Watchmen: que sea posible crear todo ese ambiente y explicar la potente historia en una pantalla de cine. Zack Snyder es ya un valor consolidado y, sin lugar a dudas, un director de referencia para los próximos años. Pone mucho empuje y entusiasmo en sus proyectos pero, además, tiene un talento indudable a la hora de visualizar un argumento. Sus planos y secuencias transmiten una energía tremenda y es difícil no quedar seducido ante su imponente estilo de puesta en escena.
Desde el principio, con la magnífica secuencia del asesinato del Comediante, que da paso a unos títulos de crédito absolutamente maravillosos (aderezados con la canción "The Times They Are A'Changin" de Bob Dylan) en los que podemos conocer la historia de los superhéroes desde 1940 a 1977, la película te engancha y ya no te suelta. Es fantástico cuando ves un film que cuadra tanto todos y cada uno de sus múltiples elementos. Es cuando se ve claro qué directores son realmente buenos y quienes, por contra, sucumben a un reto potencialmente difícil. Snyder es uno de los primeros, un realizador técnicamente brillante y emocionalmente potente. Tras su experiencia en 300, todo hacía pensar que era el idóneo para Watchmen pero existían muchas dudas por parte de los lectores del comic. Tras ver el film, esas dudas quedan disipadas y es evidente que Snyder era seguramente el mejor realizador posible para este proyecto.
La elección de actores también ha sido un acierto total. Jackie Earle Haley es un Rorschach ideal, se puede decir que había nacido para este papel. Es increíble el parecido que muestra con Walter Kovacs. Billy Crudup, Patrick Wilson, Malin Akerman, y Carla Gugino son también buenas elecciones para sus respectivos personajes aunque sobresale por encima de ellos Jeffrey Dean Morgan como Edward Blake alias El Comediante, un papel crucial en la historia que el actor de Seattle desarrolla de forma impecable.
Watchmen es, por tanto, una buena película que tenía una prueba muy difícil de pasar en su adaptación al cine y que, gracias al buen hacer de las personas implicadas en el proyecto, ha conseguido un nivel de calidad muy grande. Buen trabajo.