A finales de 2017 llegó a las carteleras estadounidenses All the Money in the World. Ridley Scott, fiel a su característica prodigalidad, decidió ofrecer una propuesta dual en 2017: Alien Covenant, secuela de Prometheus y, en contraste, un cambio total de registro a finales de año con una historia basada en hechos reales. Concretamente, el guión adaptado por David Scarpa, a partir del libro de John Pearson, se centra en los hechos posteriores al secuestro de John Paul Getty III en Roma durante el verano de 1973.
Getty desconfiaba mucho de su nieto puesto que, a los dieciséis años, ya se había distinguido por un carácter excéntrico, derrochador, irreverente y conflictivo. Se decía que, en ocasiones, había pensado en fingir su propio secuestro para sacarle más dinero al abuelo. Ese escepticismo hizo mella en el veterano potentado y por ello decidió abordar el conflicto de una forma diferente a la esperada, creando una gran polémica en el resto de su familia y en los medios. Si no se conocía la naturaleza del secuestrado y la rotunda integridad de Getty senior, era difícil comprender la razón por la cual no pagó rápidamente los 17 millones de dólares que se exigían en un principio.
All the Money in the World nos explica los avatares de ese complicado momento y lo hace a través de un reparto que, tal y como es habitual en las producciones de Scott, es de primer nivel. Aunque el director pensó inicialmente en Natalie Portman para el papel de Gail Harris, la madre de Getty III, finalmente se decantó por una de las mejores actrices de su generación, la siempre espléndida Michelle Williams. Mark Whalberg da vida a Fletcher Case, un ex-agente de la CIA que trabaja para el patriarca en temas de seguridad. Él se encargará de representar los intereses de la familia en el trato con los secuestradores. También podemos encontrar a Timothy Hutton, en el rol del abogado de Getty. Sin embargo, el mayor reto era acertar con el actor que pudiera representar mejor la figura del magnate.
Kevin Spacey como Getty. |
El rodaje finalizó con normalidad en agosto y la película entró en post-producción con vistas a un estreno navideño que le permitiría entrar en la selección de los Oscar. Pero en octubre estalla una bomba mediática que pone en tela de juicio la presencia de Kevin Spacey en el film. Salen a la luz las revelaciones del actor Anthony Rapp sobre un acoso sexual sufrido a manos de Spacey cuando el primero contaba 14 años. Como suele suceder en estos casos, a partir de la primera revelación surgen otras situaciones que enturbian el pasado de Kevin Spacey. Hasta quince hombres afirman haber sido víctimas de abusos sexuales por parte del actor. Todas estas revelaciones, unidas al caso de Harvey Weinstein, pusieron patas arriba a la industria de Hollywood que empezó a reaccionar para mostrar su rotunda condena hacia esos terribles actos.
Spacey es excluido de la serie House of Cards y se le rescinden contratos para futuras películas. En el caso de All the Money in the World, Sony Pictures se muestra tajante y, a pesar del poco tiempo disponible, emplaza a Ridley Scott a sustituir a Spacey y rodar sus escenas con otro intérprete. A contrarreloj, Scott recluta, esta vez sí, los servicios de Christopher Plummer y rueda con él su breve papel entre el 20 y el 29 de noviembre. Solamente permanece un momento con Spacey en el papel. Se produce cuando Getty baja de un tren en medio del desierto. La logística era demasiado compleja y en ningún momento se le ve la cara, por lo que se mantuvo en pantalla. A toda prisa, las secuencias en las que también intervienen Michelle Williams y Mark Whalberg se integran al resto del film y éste queda listo para su estreno pocos días antes de la fecha límite.
Sony gasta 10 millones adicionales en los reshoots y el presupuesto queda establecido en 50 millones de dólares. Whalberg cobra 1,5 millones por el tiempo extra mientras que Williams percibe mucho menos porque su contrato no especificaba retribución por rodaje adicional. Plummer, por su parte, percibe un buen sueldo y es objeto de un maquillaje que no exige tanto cambio respecto al fuerte envejecimiento que presentaba la caracterización de Spacey.
La película ha funcionado bien entre la crítica pero no tanto entre el público estadounidense. Lo curioso del caso es que una película que no formaba parte de la agenda laboral de Plummer le ha supuesto sendas nominaciones en los Globos de Oro, en los BAFTA y también en los Oscar. Y todo por quince minutos rodados a toda velocidad...