Tras su fallida incursión en la comedia con Rhinestone (1984), Stallone volvió a la senda del éxito con dos nuevas entregas de sus dos sagas de referencia. En 1985 machacó la taquilla con Rambo: Acorralado Parte II (Rambo: First Blood Part II) y Rocky IV. Cada una de ellas recaudó más de 300 millones de dólares sobre presupuestos que no llegaban a 30. Stallone era el rey indiscutible de la acción y seguiría tirando de liderazgo hasta finales de la década cuando Arnold Schwarzenegger le arrebató el estatus de rompetaquillas del género.
La primera secuela de Acorralado es un título bestial. El nivel de crudeza se acrecentó al máximo y la conexión con el tema de los veteranos, abandonados a su suerte en Vietnam, captó especialmente la atención del público estadounidense. Si en Acorralado habíamos visto lo que John Rambo podía hacer en un pequeño pueblo de montaña, ahora le vemos asumiendo cualquier reto y enfrentándose con brutalidad al ejército vietnamita e incluso al soviético. El maniqueísmo del film no molesta porque recuerda lo directo y políticamente incorrecto que era el cine de acción de esa época. Había patriotismo sin complejos, suspensión de incredulidad que apelaba a la inocencia del espectador joven y, sobre todo, se palpaba un sentimiento de pasión por lo que se estaba haciendo. Desgraciadamente, todos estos elementos se perdieron irremisiblemente en los 90.
Rambo debería disfrutarse como un producto de acción bien ejecutado que aprovecha muy bien todos los resortes. James Cameron escribió un guión absolutamente sanguíneo que Stallone completó con algunos elementos que pretendían dar algo más de equilibrio emocional a su personaje. No sería la última ocasión en que George Pan Cosmatos dirigiría a Stallone.
El maestro Jerry Goldsmith continuó al frente de la banda sonora y, para esta ocasión, concibió un leitmotiv que es una referencia total en el cine de acción. A la hora de componer la canción que sonaría al final de la película, Goldsmith colaboró con Peter Schless y Frank Stallone para crear "Peace in Our Life", una canción que mantiene la esencia del tema principal del film mientras conecta con el estado emocional de incomprensión y decepción que rodea a Rambo al término de la película. Frank Stallone puso voz a una pieza imprescindible en esta antología musical del género de acción.
Y después de Rambo, volvió Rocky Balboa. Si antes hablábamos del patriotismo desacomplejado, tenemos en Rocky IV a la quintaesencia del mismo. Consciente de cual era su papel en el panorama hollywoodiense, Stallone no escondió ninguna carta y aprovechó el enfrentamiento permanente entre las dos grandes potencias para trasladarlo a un cuadrilátero. Lo expresó sin matices, de forma directa y sesgada (yo nunca la catalogaré como reaccionaria). El director, guionista y protagonista no tenía por qué plantearse más contraste. Él tenía muy claro que se debía a un público que esperaba un espectáculo potente y la película consigue precisamente eso. La sed de venganza de Rocky tras la muerte de Apollo Creed ante el gigante soviético Ivan Drago (Dolph Lundgren), le lleva a prepararse intensamente en el corazón de Rusia para hacer frente a una máquina de matar, el orgullo de la nación soviética. Ya hablamos de esa fuerza dramática que se desarrolla en las secuencias de entrenamiento en el artículo "Luchar para sobrevivir, determinación para prevalecer". Hoy nos centramos en el buque insignia musical de la película: "Burning Heart", de nuevo interpretado por Survivor. Si en "Eye of the Tiger" teníamos un auténtico himno generacional, aquí percibimos el sentido épico y de venganza que preside el film. Contundencia, visceralidad y fuerza.
La canción mantiene su energía e intensidad. No podemos decir lo mismo del video-clip.
La canción mantiene su energía e intensidad. No podemos decir lo mismo del video-clip.
En 1986, Stallone estrenó Cobra. Tomando como punto de partida la novela Fair Game, de Paula Gosling, Sly escribió un guión en el que volcó la misma crudeza que en sus dos anteriores films. Sin embargo, estos elementos ya formaban parte del ADN del policíaco. Cobra funcionó razonablemente bien en la taquilla pero no dejó de ser una variante del cine de Charles Bronson. Esta es una película producida por la Cannon Group, legendaria compañía fundada por Menahem Golan y Yoram Globus que se había aupado como marca referencial en el cine de acción de serie B. Stallone decidió asociarse con los productores para hacerle subir un escalón a la compañía. No podemos decir que esta decisión fuera un éxito.
La cinta, nuevamente dirigida por George Pan Cosmatos, incluía en el reparto a la por entonces esposa de Stallone, Brigitte Nielsen, quien repetía tras un pequeño papel en Rocky IV. Es precisamente en una escena en que se la ve trabajando como modelo cuando suena otro clásico ochentero compuesto para la ocasión: "Angel of the City", tema compuesto e interpretado por Robert Tepper.
La cinta, nuevamente dirigida por George Pan Cosmatos, incluía en el reparto a la por entonces esposa de Stallone, Brigitte Nielsen, quien repetía tras un pequeño papel en Rocky IV. Es precisamente en una escena en que se la ve trabajando como modelo cuando suena otro clásico ochentero compuesto para la ocasión: "Angel of the City", tema compuesto e interpretado por Robert Tepper.
En cuanto al ya imprescindible tema para los títulos de crédito finales, se decidió utilizar "Loving on Borrowed Time". La canción fue compuesta por Brian Short y Ed Hamilton mientras que la interpretación corrió a cargo de dos grandes voces: Bill Medley y Gladys Knight. En este punto, querría detenerme en Medley puesto que el que fuera parte integrante de los Righteous Brothers, destacó a partir de los ochenta por su carrera en solitario y especialmente le vimos muy integrado en el mundo del cine. Su aportación más resonante fue el dueto con Jennifer Warnes en la canción "(I've Had) the Time of My Life", para la película Dirty Dancing (1987). La pieza fue número 1 en el billboard y ganó el Oscar a la mejor canción original.
Stallone continuó asociado con Cannon Group en su siguiente proyecto, titulado Yo, el Halcón (Over the Top, 1987). Con esta película se inicia el primer declive en la carrera de Stallone. De alguna manera, se preparó el escenario propicio para que el gran público fuera basculando hacia Schwarzenegger. La película, dirigida por el productor Menahem Golan, fue un auténtico fracaso y la infantilización del argumento no convenció al público. Sly no veía futuro en el guión pero Golan ponía más y más dinero sobre la mesa hasta que el actor aceptó pensando que no tendría repercusión. La película es un auténtico despropósito aunque, los que crecimos en los ochenta, siempre recordamos esta terrible cinta cuando oímos hablar de pulsos.
No obstante, en su banda sonora, compuesta por Giorgio Moroder, encontramos una pieza que vale la pena reseñar. Se trata de "Meet Me Half Way", compuesta por Moroder y Tom Whitlock e interpretada por Kenny Loggins.
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Canciones en la filmografía de Sylvester Stallone (II)
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