“Por fin tenemos al poderoso Chewbacca”. – Jabba the Hutt
El legendario guerrero y piloto wookie, compañero inseparable de Han Solo, tiene una historia interesante. Más allá de su imponente físico y fiereza, siempre supimos que estábamos ante un ser noble y cariñoso. Esas grandes condiciones que le confirió George Lucas provocaron un enorme apego del fandom.
Sus incomprensibles alaridos, pronunciados en la lengua wookie, nunca fueron impedimento para que el público conectara con su bonhomía.
Sus incomprensibles alaridos, pronunciados en la lengua wookie, nunca fueron impedimento para que el público conectara con su bonhomía.
Siendo ya muy joven destacó por su espíritu intrépido y aventurero. Kashyyyk pareció quedársele pequeño muy pronto y ni siquiera sus incursiones en las zonas de penumbra del planeta, pobladas por una fauna extremadamente peligrosa, colmaban sus ansias de descubrimiento.
Aun así siguió colaborando con su padre, Attichitcuk, en el desarrollo de nuevos poblados y en la colonización de Alaris Primera, una luna santuario del sistema Kashyyyk. Fue allí donde Chewbacca conoció, por primera vez, a los Jedi ya que el Canciller Supremo había enviado a Qui-Gon Jinn y a su joven aprendiz, Obi-Wan Kenobi, para que mediasen en las disputas entre los wookies y la Federación del Comercio por el control de Alaris Primera. Bajo la supervisión de Qui-Gon, Chewbacca se mostró extraordinariamente apto para liderar al pequeño planeta y garantizar su bienestar económico.
Con el estallido de las Guerras Clon, Chewbacca se unió a la resistencia contra la Confederación de Sistemas Independientes y luchó junto a los Jedi para expulsar a los droides de su planeta natal. La batalla de Kashyyyk fue una de las contiendas más duras del conflicto y hasta allí se desplazó el mismísimo Yoda para supervisar los movimientos del regimiento clon 41. Yoda estaba evaluando los daños cuando el Emperador convocó la Orden 66, por la cual todos los Jedi debían ser exterminados. Chewbacca y su compañero de armas, Tarfful, fueron los que le ayudaron a ocultarse de los soldados clon y dispusieron su huída.
Sin embargo, el recientemente proclamado Imperio Galáctico siguió castigando Kashyyyk con bombardeos constantes buscando el sometimiento de los wookies. Finalmente, el planeta cayó y Chewbacca escapó de la esclavización aliándose con un grupo de renegados en la nave Drunk Dancer. Optó por dedicarse a sabotear cargamentos del Imperio como forma de seguir luchando contra aquellos cuyo objetivo no era otro que oprimir a cuantos más pudieran.
A lo largo de los años, siguió viviendo numerosas vicisitudes aunque una de ellas es extremadamente importante. Decidió sabotear una operación de transferencia de esclavos wookies entre un grupo de Trandoshanos y el Comandante Imperial Pter Nyklas. Durante la refriega, la nave de Chewbacca fue atacada por una escuadrilla de cazas TIE liderada por el entonces teniente Han Solo. Nyklas ordenó a Solo la ejecución de Chewbacca pero éste se negó. El Comandante dejó de lado su furia cuando se percató del valor del gran guerrero wookie en el mercado de esclavos. Mientras trataba de utilizarle como moneda de cambio ordenaba que le fueran infligidos numerosos castigos. En uno de ellos, cuando ya se encontraba al borde de la muerte, fue salvado por Han Solo y ambos huyeron en una pequeña nave. Forjaron una gran amistad y empezaron a dedicarse al contrabando con gran éxito.
Sus andanzas fueron importantes pero también generaron deudas. Acuciados por la necesidad de restituir el adeudo con Jabba el Hutt, Han fue convencido por “Chewie” para llevar a un viejo conocido hasta Alderaan. Se trataba del anciano Obi-Wan Kenobi que iba acompañado por su nuevo discípulo, Luke Skywalker, y por dos curiosos droides.
Como bien sabemos, ese fue el principio de la mayor de sus aventuras y Chewbacca tuvo un papel importante en los acontecimientos que se irían sucediendo. Como co-piloto del Halcón Milenario y más adelante al lado de su fiel amigo en la batalla de Endor, Chewbacca demostró un innegable compromiso con la Alianza Rebelde en su constante empeño por destruir el Imperio.
En sus cuatro apariciones en la gran pantalla, Peter Mayhew ha sido el actor que se ha ocultado bajo las pieles del wookie. Este imponente actor, de dos metros de altura, ha personificado a este entrañable personaje y solo su frágil estado de salud estuvo a punto de impedirle intervenir en Star Wars: the Force Awakens. Finalmente, fue posible su inclusión en el reparto con lo que el círculo se cierra. Veremos qué nos depara este longevo y carismático personaje.
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