1 d’abril del 2013

"Valar Dohaeris": primeras impresiones del nuevo capítulo de Juego de Tronos


Juego de Tronos abre su tercera temporada y lo hace con un capítulo que supone una brillante reintroducción al universo y personajes creados por George R.R. Martin.

Los showrunners y guionistas, David Benioff y DB Weiss, recuperan para este primer capítulo algunas de las tramas más potentes de esta compleja y multiargumental orgía de fantasía épica. El reto y dificultad que deben afrontar, constantemente en su esfuerzo de adaptación, debe ser reconocido por el público cuando son capaces de crear un guión de capítulo que prioriza la claridad de las líneas narrativas centrando la acción en los personajes más destacados.

Si nos detenemos a pensar en el episodio, comprobamos que, a lo largo de sus 54 minutos, hemos estado en las agrestes tierras de más allá del muro, en Desembarco del Rey, también en las ruinas del aterrorizante Castillo de Harrenhal, e incluso en Rocadragón y, más allá del Mar Angosto, siguiendo la llegada de Daenerys Targaryen a la arcana ciudad de Astapor. Conseguir que todos estos cambios de ubicación constante puedan fluir en continuidad y, además, no confundan ni despisten al espectador es, ya de por sí, un éxito. Y, hay un elemento que apreciamos de una forma muy inmediata y que es el mejor ejemplo de conexión del espectador con el material: la sensación del tiempo real transcurrido para visualizar el capítulo es muy inferior a los 54 minutos del metraje. Hay tanta tensión narrativa y un ritmo tan espectacular que se nos hace extraordinariamente corto el visionado. Se pueden hablar de muchas cuestiones técnicas, pero cuando se tiene esta sensación quiere decir que lo que has visto es algo realmente brillante.

Resulta una obviedad subrayar la enorme categoría de los intérpretes. Pero, no por ello, nos tenemos que ver obligados a soslayar el fastuoso trabajo de un elenco que asombra una y otra vez. En este capítulo, en particular, hay dos escenas que son auténticas joyas y, no por casualidad, en ambas aparece Tyrion Lannister (Peter Dinklage), un personaje que, ya de por sí, inspira miles de artículos cada temporada en los medios convencionales y en las "nuevas columnas de opinión" del ciberespacio.

La primera de estas escenas nos muestra el intercambio de opiniones entre dos hermanos cuyo odio mutuo no puede ser mayor. Un Tyrion descabalgado de su posición y cargo, físicamente lacrado y, habiendo eludido una muerte segura que le estaba aguardando en la Batalla del Aguasnegras; se plantea ahora reclamar su beneficio tras ser el único Lannister que defendió a Desembarco del Rey de las tropas de Stannis Baratheon. Pero su existencia prueba que, aún siendo un Lannister, nada le vendrá sin luchar ni conspirar. Porque el primero de sus enemigos es su propia familia.

Resulta fantástico ver la escena en que Cersei (Lena Headey) y Tyrion muestran parte de sus cartas en el gran juego de traiciones que van a seguir librando. Hay un extracto de su conversación que me ha parecido especialmente interesante:

Cersei: I expect you'll tell lies
about me, about Joffrey.

Tyrion: Any lies in particular?

Cersei: You're a clever man,
but you're not half as clever
as you think you are.

Tyrion: Still makes me
more clever than you.



Y la segunda escena que me ha llamado la atención es aquella en la que Tyrion se reúne con su padre, el gran Tywin Lannister, que ya está disfrutando de su cargo como Mano del Rey, y le pide la recompensa material a sus servicios. No habrá gratitud humana ni el mínimo atisbo de fraternalidad entre padre e hijo. Pero aún cree que puede obtener los derechos de herencia que le corresponderían, particularmente el control de su hogar ancestral: Roca Casterly.

Pero Tywin no oirá ni aceptará ninguna demanda sobre la Roca de la que mana todo el oro de Poniente. Tyrion es su hijo pero reniega de él, le detesta porque su nacimiento implicó la muerte de la persona a quien más amaba en el mundo: su esposa. Y, además, ese tercer hijo que le causó ese horror infinito resultó ser un enano que conculca, desde su primer aliento de vida, el orgullo y la prestancia de la Casa Lannister. Tywin no puede negar que Tyrion es hijo suyo pero eso no cambiará su apreciación y su deseo de otorgarle un destino paralelo al que le correspondería por herencia.


Los guionistas nos deparan una escena de magna repercusión que, obviamente debe ser mucho más corta que la de la obra original, pero que destila una fuerza atronadora y demuestra la excelente capacidad intepretativa de Peter Dinklage y, especialmente en esta ocasión, de Charles Dance como Tywin. Un hombre que es capaz de expresar, en sus gestos y miradas, el enorme disgusto que incluso le produce escuchar a su hijo cada vez que pronuncia una palabra. Y cuando tiene la oportunidad de hablar, su castigo a Tyrion llega a ser mucho más severo...


You, who killed your mother
to come into the world?

You are an ill-made,
spiteful little creature
full of envy, lust,
and low cunning.

Men's laws give you
the right to bear my name
and display my colors since I
cannot prove that you are not mine.

And to teach me humility,
the gods have condemned me

to watch you waddle about
wearing that proud lion
that was my father's sigil
and his father's before him.

But neither gods nor men
will ever compel me
to let you turn Casterly Rock
into your whorehouse.



Grandes momentos para un episodio muy solvente en el que también vemos, por primera vez, a Mance Rayder (Ciarán Hinds promete mucho en el papel) como Rey de Más Allá del Muro. Viajamos hasta Harrenhal, con la llegada de las tropas de Robb Stark. Vemos una nueva fase del devenir de ese caballero de la triste figura que es Stannis Baratheon (Stephen Dillane) y su "Grima Lengua de Serpiente" particular. Finalmente, el capítulo acaba con las andanzas de Daenerys en Astapor, a la búsqueda de un ejército sin igual que pueda otorgarle el Trono de Hierro. Historias apasionantes que seguirán inundándonos durante las próximas nueve semanas. Qué afortunados seremos durante este tiempo!!!